Antes de ser misionero, trabajaba como voluntario
en el Cuerpo de Paz Norte Americano en el país de Guinea en África. Cuando llegaba en la isla de Kassa de la costa de
Guinea, me daba cuenta que debería vivir en una pequeña choza hecha de
ladrillos de barro – un lugar muy primitivo. También, me daba cuenta que necesitaba caminar
más de una milla en un sendero para sacar agua de un pozo para mis necesidades
de agua potable y de baño. La primera vez que fui al pozo veía un gran grupo de 25 mujeres se reunía
allí, esperando su turno para obtener agua, conversando y socializando. Varias de estas mujeres empezaron a reír y gritar,
mirando el balde subiendo en el pozo. Vi a una gran tortuga en el balde de agua,
moviendo y tratando de salir - una sorpresa para este grupo de mujeres. Fui a mi choza, y
me daba cuenta de que yo era el único hombre allí al pozo. Desde ese
primer día en esta aldea en África con mi primer viaje al pozo, me deba cuenta
que estaba en una cultura muy diferente, con reglas y tradiciones diferentes
que tenemos en los EE.UU. De hecho, yo era el único cristiano que vivía en
esta isla 3.000 habitantes, la mayoría de los cuales eran musulmanes o
seguidores de las religiones tribales africanas. Con mi fe y mi propia experiencia, servía al
pueblo de esa isla como voluntario del Cuerpo de Paz.
Pensaba en mis experiencias en África como leía acerca
de la mujer samaritana del pozo en el Evangelio. Jesús se encontraba con ella en medio de su
realidad, tal como él se encuentra con nosotros en nuestra propia realidad
también. En el Evangelio, Jesús estaba cansado y sediento
de un largo viaje, se encontraba con la mujer samaritana en el pozo y le
preguntaba por un trago de agua. Esto no es un choque para nosotros, pero visto a
través de las normas sociales del Antiguo Israel, fue un acto muy atrevido.
El pozo era la fuente de agua y la fuente de vida
de las pequeñas comunidades de Israel. Las mujeres se reunieron en el pozo dos veces al
día para obtener agua para sus familias. El sol del medio día estaba muy fuerte, así que
esta tarea se llevó a cabo en la madrugada y horas de la noche como todas las
mujeres se reunieron en el pozo al mismo tiempo. Ir al pozo no era sólo una tarea - también era
una actividad social para las mujeres cuando se tomaron un descanso de sus
tareas del hogar.
No es una sorpresa que Jesús estaba con ella en el
pozo al mismo tiempo, pero fue valiente que le hablaba en público, ya que los
hombres de esa sociedad no hablaron con mujeres desconocidas en lugares
públicos. Se establecieron las barreras en los tiempos
bíblicos para mantener a ciertas personas de diferencia. La ley judía mantenía que los judíos de Judea no
podían tener contacto con los samaritanos, ya que los samaritanos se casaron
con la población local y fueron vistos como habiendo corrompido su herencia
judía. Jesús rompía esta barrera con su interacción con
la mujer samaritana.
A veces la vida no sale como esperamos - sabemos
eso a partir de nuestras propias experiencias. En algún momento nos golpeamos con la adversidad
o la tragedia, con los desafíos o las luchas. Jesús percibía la existencia de esas cosas que
existían en la vida de la mujer samaritana. Cristo entraba en su realidad. Ella entraba en la realidad de Cristo, dándole un
trago de agua. Anteriormente, la mujer samaritana estaba incapaz
de alejarse de las heridas y pecados que tenía en su vida, pero ahora tiene una
conversión como fruto de su interacción con Jesús. Se convierte para ser discípulo en el contexto de
su realidad. Su conversión y su testimonio son instrumentales
en la conversión de toda su aldea en su discipulado.
Buscamos a Dios en todas las cosas. Nosotros lo buscamos en medio de la adversidad y
la luchas de nuestra vida, en medio de los desafíos y las tragedias. Estoy leyendo un libro de un sacerdote jesuita de
la India - Paul Countinho. El título de este libro contiene una pregunta
muy interesante : ¿Qué tan grande es tu Dios ? ¿Es nuestro Dios sólo una teología o una lista de
mandamiento o un montón de escritos en la Biblia ? O es Dios para nosotros una experiencia y una
relación? La mujer samaritana utilizó su relación con Jesús
para cambiar su manera de vivir y para evangelizar a su prójimo. ¿Estamos dispuestos a hacer lo mismo?
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