Saturday, March 1, 2014

3/2/2014 – el octavo domingo del tiempo ordinario – Mateo 6, 24-34

        No te preocupes por tu vida . No te preocupes por lo que comes y bebes. No te preocupes por la ropa que llevas. No te preocupes por el futuro. Obtenemos buenos consejos del Evangelio de hoy, que nos recuerda que no debemos gastar todo nuestro tiempo a preocuparse por esas cosas que no son las cosas más importantes en la vida.  Pero a veces, parece que todo lo que los seres humanos hacemos es la preocupación. La poeta Mary Oliver dijo esto en su poema "Me preocupa":

Me preocupaba mucho. ¿El jardín crece, los ríos correrán en la dirección correcta, girará la tierra tal como lo aprendió , y si no ¿cómo lo corrijo ?
¿Yo estaba en lo cierto?  ¿Estaba equivocado?  ¿Estaré perdonado?
¿Puedo hacer mejor? 

       Hay tanto en que podemos preocuparnos.  Nos preocupamos por las cosas que importan, acerca de las cosas que podemos cambiar, pero por desgracia también se preocupan por esas cosas que no tenemos influencia sobre nada, las cosas que no podemos controlar.  Mary Oliver es capaz de concluir su poema de esta manera:

Finalmente me daba cuenta de que mis preocupaciones no resultaban en nada. Y lo dejé. Y tomé mi viejo cuerpo y salí a la mañana, y canté.

      Si, podemos estar preocupados con muchas cosas en nuestra vida, en la realidad que tenemos.  Como discípulos de Cristo, tenemos la llamada de dedicar todos nuestros esfuerzos a conseguir la realidad del proyecto que Dios tiene para la humanidad.  Tenemos la llamad de tener todas nuestras energías orientado para convertirse el mundo donde nuestro prójimo es nuestro hermanos.  Entonces, todo lo demás -  el vestido, el alimento, todo lo que hace que la vida del hombre sea una vida digna - vendrá por añadidura, como Cristo nos explica «No se inquieten, pues, pensando: Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos?... Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todo estas cosas se les darán por añadidura».
        Esta semana, estamos listos para comenzar nuestro camino cuaresmal. Estamos llamados para dejar a un lado nuestras preocupaciones, para confiar en el Señor, a vivir nuestra fe católica al máximo, para caminar con Jesús durante este tiempo santo.  Yo sé que muchos de los aquí presentes tienen una gran pasión por nuestra parroquia, que ustedes desean que nuestra parroquia sea un lugar donde podemos buscar el Reino de Dios y proclamar el Reino en nuestra comunidad.  En esta realidad donde buscamos el Reino de Dios, entramos en el tiempo santo de la Cuaresma esta próxima semana, cuando venimos a la misa del Miércoles de Ceniza para recibir esa mancha de ceniza en la frente, a alejarse del pecado y proclamar nuestra fe en el Evangelio de Cristo.  Somos llamados a rezar el Viacrucis cada viernes a las siete de la noche juntos como una comunidad de fe y venir a nuestro Servicio de Reconciliación Cuaresmal. Debemos orar, ayunar, y hacer obras de caridad a nuestro prójimo.  No importa dónde estamos en nuestro camino en este momento de nuestra vida - debemos buscar a Dios en todas las cosas, aun en medio de las cosas que nos preocupan.

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