Hoy es el tercer domingo de adviento. Este domingo se llama el domingo de Guadete,
llamado así por la primera palabra en latín del Introito de la Misa. Gaudete,
es decir, “regocíjense”. El mensaje de regocijar en nuestra vida no viene
del gozo en las cosas materiales de nuestro mundo o en las cosas de la
superficie, pero es gozo en la manera que preparamos un camino de fe en
adviento. El profeta Sofonías en la primera lectura da un
mensaje al pueblo de Israel siete siglos antes del nacimiento de Jesucristo en
un momento de oscuridad en su historia, cuando había mucha inestabilidad en su
nación. Sofonías explicó que Dios está en medio de su
pueblo, que Dios dio a su pueblo una invitación de renovación y amor. Este mensaje dice: No tenga miedo, porque Dios va
a regocijar con su pueblo.
El gozo es en tema en la carta de San Pablo a los
filipenses hoy también. Pablo escribió esta carta cuando estaba en la
cárcel. En este ambiente, Pablo podía decir que
necesitamos alegrar siempre en nuestro Señor y que necesitamos rechazar nuestras
inquietudes. Pablo dice que la paz que podemos tener en Dios
es un paz que puede sobrepasar toda de la inteligencia humana. En los mensajes de Pablo y Sofonías, tenemos la
llamada de santidad y plenitud. En estos mensajes, podemos encontrar la fuente
verdadera de nuestro gozo – más allá de nuestro ser humano, más allá de
nuestros sufrimientos y nuestras emociones. Tener el gozo de Dios es una decisión que hacemos
en nuestra vida, a decisión con su base en nuestra fe. Regocijar no existe
en el ambiente mundial que crear en nuestro intento de felicidad. Regocijar existe en la presencia de Dios en
nuestra vida, en la presencia de su amor. Podemos mirar este gozo en la vida de los pobres
en los pueblos en el campo. Cuando trabajaba como misionero en Ecuador en la
selva, había mucha pobreza y violencia y desafíos, pero los campesinos
encontraron los razones para celebrar en sus vidas, para celebrar con
gozo. ¿Cómo pueden tener este gozo? Tal vez estos pobres
entendieron en sus corazones los mensajes de Sofonías y Pablo.
Tal vez, queremos un profeta como Juan el
Bautista en nuestra vida, un profeta que podemos preguntar. Pero, en nuestros corazones, ya conocemos las
respuestas un profeta puede darnos, y conocen que podemos hacer para caminar
con Dios. En las lecturas de hoy, escuchamos que
necesitamos regocijar en la realidad de nuestra vida, no importa cual realidad. Necesitamos regocijar en la presencia de Dios,
pero con este gozo necesitamos la conversión y el arrepentimiento, necesitamos
un cambio en nuestros corazones. Podemos reflexionar sobre estos pensamientos en
nuestro camino del adviento.
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