Estamos en el segundo domingo del adviento, en las semanas de espera y
preparación antes del nacimiento del Niño Jesús. En el Evangelio de hoy, el mensaje de Juan el
Bautista nos ayuda en estas semanas sagradas antes de celebrar navidad.
El mensaje de Juan el Bautista es profético y
único. El no anuncia su mensaje en el templo o las
escuelas o los castillos de Jerusalén. Juan el Bautista queda en el silencio y la
simplicidad del desierto de Judea, en la soledad de este ambiente. En su proclamación de su mensaje profético, Juan
grita en el desierto: “Preparen el camino
del Señor, hagan rectos sus senderos.”
Para el pueblo de Israel en estos días, Juan era
aquel de quien los profetas de Israel como Isaías han dicho – Una voz clama en
el desierto. Juan era un profeta muy extraño – iba vestido de
ropa hecha de pelo de camello con un cinturón de cuero. La gente fue al desierto al rio Jordán donde Juan
los bautizaba, donde ellos confesaban sus pecados y se arrepentían.
En estas semanas de espera en adviento, no
podemos olvidar que la preparación del camino del Señor que Juan anunció
implica arrepentimiento y confesión sincera. Para arrepentirse, una persona necesita un
corazón lleno de sinceridad y autenticidad y humildad. Juan tenía palabras fuertes en su mensaje a los
judíos de Israel con la hipocresía que ellos tenían. Juan predica un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados. Muchas personas en nuestro mundo moderno, muchos
cristianos también, viven en una manera donde no quieren cambiar, donde no
miran las posibilidades de crecer en nuestra espiritualidad y en nuestra fe. Cada persona puede contestar estas preguntas:
¿Vivo yo en una actitud de arrepentimiento? ¿Qué elementos falto tengo yo en mi
vida de fe que son obstáculos para tener una conversión auténtica a Cristo?
Escuchamos muchas voces en nuestra vida. Escuchamos muchos mensajes afuera de los valores
de nuestra fe. En esta temporada de adviento, tenemos
disciplinas que pueden ayudarnos. Podemos hacer acciones de caridad en nuestra
parroquia y en nuestra comunidad. Podemos ir al sacramento de reconciliación antes
de celebrar el nacimiento de Jesucristo.
Si no fuimos al sacramento la semana pasada, podemos ir este lunes a las
seis de la tarde aquí en la iglesia – hay sacerdotes en este servicio de
reconciliación que pueden escuchar su confesión en español. Podemos honrar a nuestra Madre María con la
solemnidad de la Inmaculada Concepción y en la celebración de Nuestra Señora de
Guadalupe. Tenemos las posadas y el rosario y la adoración
de la santísima eucaristía en estas semanas del adviento también. Pero, necesitamos participar en la iglesia y
asistir a estas celebraciones para acompañar a Cristo en estas semanas de
preparación. Es nuestra
responsabilidad como católicos. Y es un
mensaje que damos al mundo en la manera que vivimos nuestra fe.
En las semanas del adviento, la voz de Juan, hijo
de Zacarías, grita en el desierto, grita en nuestros corazones.
¿Escuchamos esta voz?
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