Wednesday, December 2, 2015

12/6/2015 – Segundo domingo de adviento – Lucas 3,1-6

     Estamos en el segundo domingo del adviento, en las semanas de espera y preparación antes del nacimiento del Niño Jesús. En el Evangelio de hoy, el mensaje de Juan el Bautista nos ayuda en estas semanas sagradas antes de celebrar navidad. 
      El mensaje de Juan el Bautista es profético y único.  El no anuncia su mensaje en el templo o las escuelas o los castillos de Jerusalén.  Juan el Bautista queda en el silencio y la simplicidad del desierto de Judea, en la soledad de este ambiente.  En su proclamación de su mensaje profético, Juan grita en el desierto: “Preparen el camino  del Señor, hagan rectos sus senderos.”
      Para el pueblo de Israel en estos días, Juan era aquel de quien los profetas de Israel como Isaías han dicho – Una voz clama en el desierto.  Juan era un profeta muy extraño – iba vestido de ropa hecha de pelo de camello con un cinturón de cuero.  La gente fue al desierto al rio Jordán donde Juan los bautizaba, donde ellos confesaban sus pecados y se arrepentían.
       En estas semanas de espera en adviento, no podemos olvidar que la preparación del camino del Señor que Juan anunció implica arrepentimiento y confesión sincera.  Para arrepentirse, una persona necesita un corazón lleno de sinceridad y autenticidad y humildad.  Juan tenía palabras fuertes en su mensaje a los judíos de Israel con la hipocresía que ellos tenían.   Juan predica un bautismo de  penitencia para el perdón de los  pecados.  Muchas personas en nuestro mundo moderno, muchos cristianos también, viven en una manera donde no quieren cambiar, donde no miran las posibilidades de crecer en nuestra espiritualidad y en nuestra fe.  Cada persona puede contestar estas preguntas: ¿Vivo yo en una actitud de arrepentimiento? ¿Qué elementos falto tengo yo en mi vida de fe que son obstáculos para tener una conversión auténtica a Cristo?
      Escuchamos muchas voces en nuestra vida. Escuchamos muchos mensajes afuera de los valores de nuestra fe.  En esta temporada de adviento, tenemos disciplinas que pueden ayudarnos.  Podemos hacer acciones de caridad en nuestra parroquia y en nuestra comunidad.   Podemos ir al sacramento de reconciliación antes de celebrar el nacimiento de Jesucristo.  Si no fuimos al sacramento la semana pasada, podemos ir este lunes a las seis de la tarde aquí en la iglesia – hay sacerdotes en este servicio de reconciliación que pueden escuchar su confesión en español.  Podemos honrar a nuestra Madre María con la solemnidad de la Inmaculada Concepción y en la celebración de Nuestra Señora de Guadalupe.  Tenemos las posadas y el rosario y la adoración de la santísima eucaristía en estas semanas del adviento también.   Pero, necesitamos participar en la iglesia y asistir a estas celebraciones para acompañar a Cristo en estas semanas de preparación.  Es nuestra responsabilidad como católicos.  Y es un mensaje que damos al mundo en la manera que vivimos nuestra fe.

       En las semanas del adviento, la voz de Juan, hijo de Zacarías, grita en el desierto, grita en nuestros  corazones.  ¿Escuchamos esta voz?

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