No es suficiente para nosotros en nuestra vida de
fe para tener solo una idea de Dios.
Necesitamos mas. Pero, para
muchas personas, Dios es un anciano que nos mira sentado desde las alturas – es
alguien quien vive muy lejos de nosotros. Otras personas piensan que Dios es algo muy
abstracto, es un refugio en los momentos cuando estamos en dificultades en
nuestra vida. Hay otros que no se pueden imaginar a Dios,
porque lo confunden con las distintas concepciones personales que le han ido
transmitiendo. De esta manera, Dios puede ser para estas personas un
revolucionario o un remedio para tranquilizar su vida. Entonces, realmente, es difícil para mirar el
rostro de Dios con las otras ideas que ya tenemos.
El mensaje del Evangelio de hoy es para conocer a
Dios en nuestra vida, es necesario para pasar por Jesús, porque El es Dios y
hombre verdadero. En nuestro Evangelio, Jesús nos recuerda que la
fe en el Padre incluye la fe en Jesucristo mismo. El encuentro con el verdadero Dios es posible
únicamente por medio de Jesucristo en nuestro camino como discípulos. Jesús nos dice: "Nadie puede venir a mi
Padre sino por mí.” Ser creyente en Jesucristo y evangelizador de su
Buena Nueva significa profundizar en el encuentro de la conversión con Jesús y
conocerle más profundamente y compartir esa experiencia con los demás. Esta
manera de evangelizar es el desafío que tuvimos en el Año de Fe con los Papas
Francisco y Benedicto. Evangelizar es mucho más de un discurso
intelectual sobre nuestra fe. Necesitamos comunicar una amistad muy profunda
con nuestro Señor y tratar que los demás le conocen con la misma intensidad.
En el contexto de las necesidades humanas de
nuestra vida que son más profundas que nuestras necesidades materiales y
terrestres, tenemos una afirmación en nuestra relación con Jesucristo. El es el camino, la verdad y la vida – significa
que es la última explicación última de nuestra vida humana. Al fin de nuestro Evangelio de hoy, recordándonos
que los que seguimos a Jesús haremos obras mayores para hacer. Nos describe el Señor el proceso de la evolución
de la fe. Muchas personas se olvidan que la fe tiene su
proceso y su evolución. No llegamos a una fe completa y total en el
momento de la conversión, o de cualquier momento en nuestro camino. La fe se va labrando poco a poco, es como una
obra de arte donde los autores son siempre dos: Dios y nosotros. Y con la ayuda del Espíritu Santo viviendo en
nosotros, podemos seguir adelante.
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