En nuestro mundo,
muchas personas piensan que la celebración
de Navidad termina con la misa en el 25 de diciembre. Pero, en realidad, la
Navidad es un tiempo litúrgico en nuestra Iglesia muy rico con muchas
celebraciones – y empieza con las misas de la Noche Buena y del día de Navidad. En este tiempo de
Navidad celebramos la Sagrada Familia, María – la Madre de Nuestro Señor, la
Epifanía – que es la celebración de los tres reyes magos, y el bautismo de
Nuestro Señor. Hoy, en nuestra
celebración de la Sagrada Familia – María, José, y Jesús – escuchamos el
Evangelio de San Mateo, y pensamos en el cuarto domingo del Adviento, cuando
escuchamos sobre la visita del Ángel de Dios a San José sobre la nacimiento de
su hijo que viene. Hoy, escuchamos sobre
la visita del Ángel a San José en un sueno otra vez, con instrucciones que él
necesita hacer para proteger a su familia. Cuando reflexionamos en
la fiesta de la Sagrada Familia, probablemente pensamos en la harmonía de
nuestras familias. En las otras lecturas
de hoy, escuchamos sobre las características que debemos tener en nuestra
familia. Sirácide dice que
debemos tener el respeto y la reverencia con nuestras familias, que necesitamos
obedecer a nuestros padres. También, San Pablo nos
explica que como miembros de una familia de fe, debemos mostrar la compasión,
la humildad, y la paciencia a nuestro prójimo.
Hay una palabra que podemos mirar en esta
celebración hoy día – es la palabra “santo.” Celebramos la Sagrada Familia hoy – pero que
significa para ser “santo?” Usamos la palabra “santo” en nuestras vidas –
cantamos el “Santo Santo” en la misa cada domingo en la misa – pero tal vez no
estamos seguro en el significado de la palabra “santo” para nosotros como
seguidores de Cristo. Muchos
creyentes podemos creer que “santo” significa “ser aparte del mundo.” O pensamos que para ser santos, necesitamos orar
de rodilla todo el día. Para ser “santo” no significa que caminamos todo
el día con un aura, que no podemos tener
diversión en nuestra vida. Para vivir
una vida santa, no necesitamos estar estoicos, pero para ser santos, esta
característica de santidad puede refinar y definir nuestra identidad como seres
humanos. Para ser santos, no necesitamos negar nuestras
emociones – ser santos eleva nuestras emociones. En muchos sentidos, una persona santa es la
persona mas gozosa del mundo.
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