Estamos caminando en el tiempo sagrado de
cuaresma. En una semana mas, entramos en
el domingo de ramos y la semana santa. Estos tres domingos pasados, escuchamos lecturas
muy interesantes sobre el perdón y la conversión. El tercer domingo de cuaresma, escuchamos un
discurso de Jesucristo. El explicaba que
vamos a perecer si no nos convertimos y si no arrepentimos, y nos dio el
ejemplo de una higuera que no da fruto durante tres años. El domingo pasado, escuchamos la historia del
hijo prodigio y su manera de buscar reconciliación con su padre. Hoy, continuando el tema del arrepentimiento y el
perdón de los pecados, escuchamos la lectura del Evangelio de la mujer
adúltera. Esta mujer recibió el perdón de nuestro
Señor. Los valores de esta lectura nos exhorta a no ser acusadores de los pecados en nuestro prójimo, cuando, en el
mismo momento, no queremos mirar los pecados que existen en nuestra vida. En lugar de la energía que gastamos mirando los
pecados de los demás, podemos utilizar esta energia en un examen de nuestra consciencia, en
la renuncia de nuestros errores, y en el cambio de nuestra vida. Muchas veces, podemos ver con claridad los
defectos y los pecados de los demás, pero quedamos ciegos para descubrir los
nuestros.
Jesús no tiene una actitud de indiferencia con
los pecados ajenos. Dice al la mujer
adultera: “anda y no peques más”. Jesús condena el pecado en esta mujer, pero
quiere salvar al pecador. El amor y la misericordia de nuestro Señor son más
fuertes que las piedras que los demás pueden lanzar a su cuerpo. La condenación es algo muy fuerte en nuestra
sociedad. Pero, con el dialogo y la
voluntad de ayudar y conversar, podemos descubrir la solidaridad, la compasión,
y la misericordia. Al frente de las acusaciones de la muchedumbre a
la mujer adultera, la compresión de Jesús la orienta hacia el cambio y la
transformación de su vida. Jesús no la condena, ni la mata. Con él, siempre hay la invitación de arrepentirse
y replantearse. Con él, siempre hay la esperanza. Con la misericordia de Jesús, vence al pecado y
nos muestra el amor de Dios. Este jueves, el 21 de marzo, a los 6:30 de la tarde, tenemos el
sacramento de reconciliación con nuestra comunidad. Es una manera importante para recibir el
perdón de Dios y la misericordia de Nuestro Señor, para reconciliarnos con Dios
y con nuestros hermanos.
Cuando hablamos sobre el perdón, la comprensión, y
la misericordia de Dios en el mensaje del Evangelio de la mujer adúltera,
hablamos sobre la base esencial de la conversión que necesitamos en nuestra vida
de fe. Es un mensaje de nuestra salvación y redención que
necesitamos escuchar al fin de nuestra viaje de peregrinación en el tiempo de
cuaresma.
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