Sunday, January 17, 2021

24 de enero de 2021 - tercer domingo del tiempo ordinario - Marcos 1:14-20

       Este Domingo conmemoremos El Domingo de la Palabra de Dios, que el Papa Francisco declaró en 2019.  Este domingo especial muestra la importancia de la palabra de Dios en nuestras vidas como cristianos.  El Papa escribió eso sobre el significado de la palabra de Dios en el camino de fe:  “La Biblia no puede ser sólo patrimonio de algunos, y mucho menos una colección de libros para unos pocos privilegiados. Pertenece, en primer lugar, al pueblo convocado para escucharla y reconocerse en esa Palabra. A menudo se dan tendencias que intentan monopolizar el texto sagrado relegándolo a ciertos círculos o grupos escogidos. No puede ser así. La Biblia es el libro del pueblo del Señor que al escucharlo pasa de la dispersión y la división a la unidad. La Palabra de Dios une a los creyentes y los convierte en un solo pueblo.”  

      También, Papa Francisco mira un conexión entre la Palabra de Dios y el crecimiento de fe en nuestras vidas:  “Es profundo el vínculo entre la Sagrada Escritura y la fe de los creyentes. Porque la fe proviene de la escucha y la escucha está centrada en la palabra de Cristo (Romanos 10,17), la invitación que surge es la urgencia y la importancia que los creyentes tienen que dar a la escucha de la Palabra del Señor tanto en la acción litúrgica como en la oración y la reflexión personal.” Cristo, la palabra de Dios, debe tener una presencia muy importante en nuestra vidas.  

      El nuestra celebración de la palabra de Dios hoy, en el Evangelio, escuchamos la llamada de Jesús en la vida de cuatro pescadores.  Estos cuatro jóvenes dejaron su trabajo para seguir a Cristo.  Ellos cambiaron sus vidas totalmente.  Cuando Jesús empezó su predicación del reino de Dios en Israel, él comenzó en una manera particular.  Jesús anunció al todos: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”  No sabemos si Andrés y su hermano Simón eran discípulos de Juan el Bautista antes de su entrada a la cárcel.  No sabemos si ellos conocieron las enseñanzas de Jesús antes de este encuentro cerca de la orilla del lago de Galilea. No importa si no conocemos estos detalles. Podemos reconocer como discípulos modernos de Cristo que estos dos hermanos tenían confianza en él, que ellos tenían confianza en Dios y en su palabra.  Con esta llamada, con la presencia de nuestro Señor en su vida,  ellos podían reconocer el momento que ellos necesitaban revisar su camino, que habían otros caminos y otros senderos allí en su vida. En verdad, es un desafío para cambiar nuestro camino y nuestra dirección.  No sabemos los problemas y las dificultades que estos dos hermanos tenían en sus vidas antes de la llamada de Jesús, ni los desafíos que ellos tenían como discípulos tampoco.  Pero, con esta llamada, ellos recibieron la fuerza y la inspiración de cambiar sus vidas y de aceptar a Dios.  Faltamos algo en nuestras vidas si no contestamos la llamada de Dios, si no recibimos la invitación de Jesús con corazones abiertos. 

       Tal vez, tenemos muchas expectativas sobre la presencia de Dios en nuestra vida, sobre su llamada.  Tal vez, tenemos un punto de vista de nuestra religión, de nuestro Dios, que es fijo. Según los judíos en Israel, el Mesías debería venir con mucho poder y mucha fuerza, como un líder de su nación.  Podemos quedar sordos y ciegos sobre la Palabra de Dios si no queremos dejar esta expectativas que tenemos, si no tenemos una imaginación para aceptar esta llamada. 

      Hay el grito de Jesús en nuestra vida, es seguro. ¿Qué dice este grito?



No comments:

Post a Comment