Friday, September 28, 2018

30 de septiembre de 2018 - Vigésimo sexto domingo del tiempo ordinario – Marcos 9,38-43.45.47-48, Santiago 5, 1-6


      Muchas veces, nosotros, los discípulos de Cristo, queremos una religión y un Dios que podemos poner en una caja, que podemos definir sin problemas. Como seres humanos, queremos una vida más clara que el agua. No nos gustan las persona que hacen olas.  Queremos respuestas muy claras por nuestras preguntas, pero tal vez estemos incomodos con las personas que nos desafían, que empujan los limites en nuestra fe, que practican su fe en una manera diferente que nosotros.  En el evangelio, los discípulos critican las personas que expulsaban demonios en el nombre de Jesús, pero estas personas están afuera del grupo de discípulos. ¿Qué pasa en el mundo de hoy?  ¿Qué pasa en nuestra comunidad aquí?  Podemos decir: No me gusta esta realidad.  No me gusta este maestro o este sacerdote o este obispo o este Papa o la Iglesia.  Quiero alguien mas.  Quiero algo mas.  Escuchamos el evangelio de hoy en la luz del evangelio del domingo pasado, donde los discípulos argumentaban sobre quien estaba el mas grande. En el mundo secular, muchas veces, es una persona contra otra persona, un país contra otro país, nosotros contra ellos. Esta mentalidad puede existir in nuestra Iglesia también.  Pero, en nuestra fe, algo diferente debe existir. 
       Escuchamos el mensaje de la carta de Santiago por cinco semanas en nuestras misas dominicales.  Santiago dice que necesitamos ser hacedores de la Palabra de Dios no sólo oyentes, que nuestra fe no debe quedar simplemente en nuestros corazones, que nuestra fe necesita hacer frutos en nuestra vida y en el mundo.  El mensaje de la carta de Santiago resuena en el mensaje del Papa Francisco. El Papa dijo que tenemos la obligación de cuidar el medioambiente y la creación de Dios en el mundo, que necesitamos dar la bienvenida a los pobres y los inmigrantes con dignidad y respeto. Papa Francisco mostró esto con sus acciones, no sólo con sus palabras. Cuando el Papa visitó la cuidad de Washington en 2015, él visitaba a un refugio de las Caridades Católicas en Washington, donde dijo a los residentes que veía en ellos la cara de San José y en su visita a una escuela católica de inmigrantes en Nueva York.
      El ejemplo del Papa Francisco es diferente del ejemplo que tenemos en la carta de Santiago donde los ricos acumulan sus riquezas, sino que lo hacen en las espaldas de los pobres y en sus acciones de injusticia. Este grupo de ricos tienen recompensas materiales aquí en el mundo, pero no encontrarán su recompensa en el Reino de Dios en la vida eterna. Podemos utilizar nuestra influencia y riquezas para ayudar a los pobres, en las obras de la caridad y de la misericordia.  Podemos proveer por nuestra familia y seguir los valores del Evangelio con justicia, o podemos utilizar nuestras riquezas contra los valores de nuestra fe y contra la proclamación del Reino de Dios.
       Nuestra tendencia humana es temer a aquellos que son diferentes. A. A menudo, queremos excluirlos de nuestro grupo y marginarlos.   A menudo nos sentimos ofendidos por personas que nos desafían en lo que pensamos o lo que creemos, que desafían las normas y los supuestos de la sociedad.  Los discípulos querían excluir a los que hacen buenas obras en nombre de Jesús, porque ellos no son parte del grupo de discípulos.  D. Nos vemos en el Papa Francisco un deseo para dialogar y trabajar juntos, para encontrar lo que tenemos en común y para cuidar el bienestar de todos.  En comparación de los discípulos en el Evangelio, el Papa Francisco ve la realidad del mundo en una otra manera.  En nuestro mundo y en nuestra parroquia , necesitamos dialogar en lugar de criticar.   Necesitamos respetar las diferencias en nuestro prójimo.  Necesitamos trabajar juntos en la evangelización.  El Papa Francisco hablaba en estas palabras durante su visita a los Estados Unidos: "Nuestros esfuerzos deben restaurar la esperanza, corregir los errores, mantener los compromisos, y promover el bienestar de los individuos y de los pueblos." Es un mensaje que nos une en lugar de conquistar o dividir.  Ojalá el mensaje del Papa y el mensaje de nuestro Evangelio pueden penetrar nuestros corazones y nuestras vidas de fe. 

No comments:

Post a Comment