En todas las parroquias de nuestra diócesis este mes, hablamos sobre el tema de la mayordomía. Como sacerdote, yo tengo la responsabilidad de manejar las finanzas de nuestra parroquia, y no es algo fácil. Pero, la mayordomía no es solo la gestión del dinero y las finanzas de la parroquia - también es la mayordomía de nuestros talentos y nuestro tiempo. Nuestra meta hoy es algo muy directo - para crecer la manera que nosotros damos a nuestra parroquia en el tiempo, en el tesoro, y en el tiempo, no solo una vez, no solo este fin de semana, pero constantemente a nuestra parroquia.
Vamos a hablar sobre este tema por 3 semanas. Hoy, podemos empezar con una reflexión sobre el tema de mayordomía. Como miembros del pueblo de Dios, Dios nos da con confianza los tesoros y los recursos de nuestra vida. Tenemos la responsabilidad de determinar el propósito de utilizarlos. Como individuos, como familias, como parroquia - tenemos muchas bendiciones. Yo puedo reflexionar hoy sobre mi vida - la bendición que tengo para servir como sacerdote, para estudiar en el seminario, para servir como misionero. A veces, podemos reflexionar sobre lo que no tenemos, pero es bueno en la mitad de nuestro sufrimientos y desafíos para recordar las bendiciones también. Como una comunidad de fe aquí, podemos hacer mucho si cada persona puede crecer su contribución al ofertorio. Para tener éxito, cada persona debe crecer sus contribuciones - todos juntos en el compromiso a nuestra parroquia. Como parroquia, necesitamos orar juntos sobre esta meta.
El proximo domingo, vamos a conversar mas sobre las finanzas de la parroquia y el compromiso que podemos hacer. En dos semanas, vamos a hacer este compromiso.
Gracia por su atención este tarde. Gracias por sus contribuciones y su presencia en nuestra parroquia. Vamos a orar juntos esta oración de mayordomía:
Dios misericordioso,
Tengo agradecimiento en mi corazón
porque todo mi ser y todos los dones
que tengo vienen de ti.
En fe y en amor, ayúdame para hacer tu voluntad.
Yo te escucho, Señor.
Pon sus palabras en la profundidad de mi alma.
Quiero escuchar su voz claramente.
Yo te ofrezco toda mi vida.
En la casa.
En el trabajo.
En la escuela.
Dame el don de paciencia,
de generosidad,
de misericordia,
de santidad.
Dame la sabiduría y el discernimiento
para conocer tu voluntad en mi vida.
Dame el fervor para hacer
mis buenas intenciones.
Yo te ofrezco los dones del tesoro,
tiempo, y talento que tengo
como una acción de fe.
Ayúdame, Señor, para amar a mi prójimo como tú me amas.
Amén.
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