Friday, September 21, 2018

23 de septiembre de 2018 – Campaña de mayordomía - Vigésimo quinto Domingo del tiempo ordinario – Marcos 9:30-37; Santiago 2:14-18


      En el evangelio del domingo pasado, Jesús explicó si queremos seguir como sus discípulos, necesitamos cargar nuestra cruz y renunciar a nosotros mismos.  Según Jesús, necesitamos perder nuestra vida por El y por su Buena Noticia para salvarla.  El evangelio de hoy es estimulante y radical también como el evangelio del domingo pasado.  En su proclamación del reino de Dios, Jesús anuncia un nuevo orden en el mundo.  El explica que tiene una misión para transformar el mundo, pero en esta misión, el morirá, y resucitará otra vez.  Jesús no quiere adulación – no quiere alabanzas.  Quiere ser nuestro líder como sirviente.  Pero, sus discípulos no entienden sus palabras.  Aun, durante esta conversación sobre la muerte y la traición de Cristo, los discípulos argumentan sobre quien está el mas grande.  Los discípulos no quieren ser sirvientes – quieren poder para ellos mismos.  Y tenemos muchas personas en nuestra sociedad como eso.  Hay jugadores en los equipos de deportes, hay políticos y líderes en el mundo de los negocios que quieren el poder y la fama para ellos mismos, que quieren lo que es bueno para ellos mismos, y no importa su equipo, sus ciudadanos, sus empleados. 
          Como siempre, Jesús tiene paciencia con sus discípulos.  Jesús toma a un niño, y lo puse en medio de ellos.  En Israel, el niño es la persona mas vulnerable y mas humilde – el niño no tiene ni poder ni derechos ni protección.  Cristo nos explica – cuando damos la bienvenida a un niño, damos la bienvenida a Cristo.  El niño en el evangelio de hoy es un símbolo de los humildes en nuestra sociedad de hoy.  Muchas personas quieren el poder, la gloria, y el honor para ellos mismos, pero Cristo nos da la llamada para ayudar a las persona que no pueden hablar para ellos mismos – los pobres, los oprimidos, los desposeídos.
            Cristo habla hoy sobre muchos aspectos de nuestro camino de discipulado.  Hoy, continuamos a conversar sobre la mayordomía en nuestro discipulado.  En verdad, es importante para dar a nuestro tiempo y nuestros talentos para vivir en la luz de Cristo.  Pero, también, para contribuir a nuestra parroquia de nuestro tesoro es esencial.  Tenemos gastos en nuestra parroquia - es el ofertorio de nuestra parroquia que paga estos gastos.  Yo se que muchos de nosotros, en nuestra niñez y nuestra juventud, nuestros padres hicieron muchos sacrificios por su familia y por su parroquia también.  Hay muchas maneras para contribuir al ofertorio de nuestra parroquia.  La Biblia tiene el concepto del diezmo - para dar diez por ciento de su sueldo y sus ganancias a Dios.  Hay otra maneras para dar también.  Cada familia necesita decidir en una manera para contribuir a sus tesoros a nuestra parroquia.  
      Puede dar a nuestra parroquia en un sobre.  O puede dar por el internet también.  La meta es para tener participación de cada familia a las finanzas de nuestra parroquia.  En el domingo que viene, vamos a conversar mas sobre esta campaña de mayordomía.  El Diácono John McGregor me dijo que no había una campaña de mayordomía aquí en la parroquia de St Jude por treinta años.  Pero, en este momento, por la sugerencia de la Diócesis de Jackson, y con su apoyo, y con los gastos que tenemos en el estacionamiento nueva este año, la campaña de mayordomía es necesario.  Gracias por su atención a esta campaña y las necesidades de nuestra parroquia.  

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