Nos muestra que un mundo con tu presencia es un mundo sin miedo,
Un mundo de anhelo expectante de cumplimiento.
Llena nuestros corazones con alegría en la maravilla de la creación,
en la maravilla de la encarnación de su Hijo.
Encendemos las dos velas en nuestra corona en este segundo domingo de Adviento. Rogamos que nos da la gracia de ser abiertos a la transformación y abiertos a hacer un mundo lleno de paz. AMÉN.
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