Los judíos de Israel Antiguo tenía mucha rabia
contra los recaudadores de impuestos. Ellos trabajaron por los romanos para recaudar
los impuestos de los judíos. Los recaudadores ganaron mucho dinero con su
trabajo, y ellos estaban muy deshonestos. A menudo,
ellos estaban los ricos del pueblo. Los recaudadores no podían orar en las sinagogas
y la ley judía dijo que ellos estaban sucios.
Muchas veces, Jesús elegía las personas en los
margines como sus discípulos. Mateo no era maestro de la ley – no era
teólogo. Como Mateo, podemos sentirnos indignos para ser
discípulo de Cristo. Pero, tenemos la llamada de Cristo en medio de
nuestra realidad, en medio de nuestras debilidades y nuestros defectos para
proclamar el reino de Dios.
Hay muchos pecadores en los Evangelios que se
arrepintieron y se cambiaron sus corazones. En el Evangelio de hoy, Jesús llamaba a Mateo,
pero hacía mas también – comía con los pecadores y los recaudadores en la casa
de Mateo. Podemos pensar que Mateo les invitó a los otros pecadores a su
casa para comer, que con esta invitación, Mateo era testigo de la fe en su comunidad. Esta acción de arrepentimiento es un ejemplo de
fe para nosotros.
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