En las
lecturas de los Hechos de los Apóstoles que escuchamos en el tiempo de pascua,
hay muchos cuentos de los viajes misioneros de Pablo y sus compañeros. Hay muchas personas que han escuchado la
predicación de la Palabra de Dios de San Pablo, y con su conversión, ayudaba a
los misioneros en su trabajo. En la
lectura de este lunes, escuchamos sobre Lidia, vendedora de púrpura. Ella escuchaba las palabras de San Pablo, y ella y los de su casa recibieron el bautismo.
Hoy, encontramos a Aquila del Ponto en Italia.
Aquila y su mujer acababa de llegar en Corinto porque el emperador
Claudio había ordenado a todos los Judíos que salieran de Roma. Pablo estaba en
la casa de Aquila y su familia. Pero,
con sus experiencias en esta cuidad, Pablo tenía mucha frustración, porque los
judíos no querían seguir en el Camino de Jesús.
Entonces, Pablo tenía la llamada de concentrar su trabajo con la
comunidad gentil.
A
veces, la Palabra de Dios tiene la bienvenida en las vidas de la gente. Pero, otras veces, es una lucha. Pero, tenemos la llamada de llevar la Buena
Nueva de Cristo a todos. Cuando abrimos
una puerta en nuestra predicación, no sabemos que está adentro. Podemos orar hoy que nuestro Señor puede
ayudarnos con nuestra predicación de su Palabra.
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