Friday, April 26, 2013

4/28/2013 – quinto domingo de Pascua– Hechos de los Apóstoles 14,21-27, Juan 13,31-33a, 34-35


        Hoy, Jesús dice que él nos do un mandamiento nuevo – que amamos unos a los otros.  Es un mandamiento muy claro y muy directo.  En verdad, cada niño en nuestra parroquia puede explicar que primeramente, Dios es amor.  Pero, sabemos muy bien, para implementar este mandamiento de amar, no es algo muy fácil. 
         Es importante para notar que Jesús no dio este mandamiento en un momento de ternura y tranquilidad de su viaje.   Explicaba este mandamiento cuando comía con sus discípulos en la Ultima Cena – Jesús estaba preparando a sus discípulos para la realidad de su muerte sobre la cruz.  Explicaba que uno de sus discípulos le traicionará. 
         En respuesta, Judas salió en la mitad de la noche.  Jesús declaró este mandamiento en esta realidad dura, mostrando que amamos unos a otros es mas que un sentimiento.  Es una llamada de acción que necesitamos hacer cunado Jesús sale a los cielos.
         Escuchamos este mandamiento en el tiempo de Pascua, cuando nos reflexionamos sobre el Cristo resucitado.  Y tenemos la realidad de nuestro mundo también.  En nuestro país, necesitamos reconciliar con la explosión que tuvimos en Boston.  Y, en el lunes pasado, el 22 de abril, tuvimos el Día de la Tierra para darnos consciencia sobre nuestro mayordomía de la naturaleza y del medio ambiente.  Un senador de Wisconsin empezó este Día de la Tierra en el año 1970.  Necesitamos llevar el mensaje de paz y de misericordia y de amor del Evangelio al mundo donde hay mucha violencia y mucho terrorismo.  Necesitamos fomentar un respecto de la vida aquí en la tierra y el cuidado del medio ambiente – todo es una parte del amor que necesitamos tener en nuestra fe en Jesucristo como sus discípulos.
         En nuestra reflexión sobre el mandamiento de amar que Cristo nos da, podemos mirar muchas personas que no quieren los sufrimientos y los desafíos en su vida – piensan que son castigos por la parte de Dios.  Pero, en la lectura de los Hechos de los Apóstoles de hoy, Pablo y Bernabé declaran que en su viaje misionero arduo,  sus tribulaciones y privaciones son una parte integral de su viaje al reino de Dios.  Pablo y Bernabé dan el honor y la gloria a Dios, agradeciendo a Dios por la manera que abre la puertas de fe para al la entrada de su Iglesia.  El poder de amar según este mandamiento de Jesús no es imposible con el poder y la gracia de Dios moviendo en nosotros para ayudarnos.
         Estamos viajando juntos en este año de fe, para profundizar nuestra fe y para evangelizar a los demás.  No hay algo mágico con este proceso – podemos hacerlo con dedicación y amor.  Todo es una parte de nuestro viaje de fe.  Como Pablo y Bernabé, podemos ver la gracia de Dios en la realidad de nuestra vida y nuestra comunidad.  Amemos unos a otros como Cristo nos amó.     

No comments:

Post a Comment