Hoy,
Jesús dice que él nos do un mandamiento nuevo – que amamos unos a los
otros. Es un mandamiento muy claro y muy
directo. En verdad, cada niño en nuestra
parroquia puede explicar que primeramente, Dios es amor. Pero, sabemos muy bien, para implementar este
mandamiento de amar, no es algo muy fácil.
Es
importante para notar que Jesús no dio este mandamiento en un momento de
ternura y tranquilidad de su viaje.
Explicaba este mandamiento cuando comía con sus discípulos en la Ultima
Cena – Jesús estaba preparando a sus discípulos para la realidad de su muerte
sobre la cruz. Explicaba que uno de sus
discípulos le traicionará.
En
respuesta, Judas salió en la mitad de la noche.
Jesús declaró este mandamiento en esta realidad dura, mostrando que
amamos unos a otros es mas que un sentimiento.
Es una llamada de acción que necesitamos hacer cunado Jesús sale a los
cielos.
Escuchamos
este mandamiento en el tiempo de Pascua, cuando nos reflexionamos sobre el
Cristo resucitado. Y tenemos la realidad
de nuestro mundo también. En nuestro
país, necesitamos reconciliar con la explosión que tuvimos en Boston. Y, en el lunes pasado, el 22 de abril,
tuvimos el Día de la Tierra para darnos consciencia sobre nuestro mayordomía de
la naturaleza y del medio ambiente. Un
senador de Wisconsin empezó este Día de la Tierra en el año 1970. Necesitamos llevar el mensaje de paz y de
misericordia y de amor del Evangelio al mundo donde hay mucha violencia y mucho
terrorismo. Necesitamos fomentar un
respecto de la vida aquí en la tierra y el cuidado del medio ambiente – todo es
una parte del amor que necesitamos tener en nuestra fe en Jesucristo como sus
discípulos.
En
nuestra reflexión sobre el mandamiento de amar que Cristo nos da, podemos mirar
muchas personas que no quieren los sufrimientos y los desafíos en su vida –
piensan que son castigos por la parte de Dios.
Pero, en la lectura de los Hechos de los Apóstoles de hoy, Pablo y
Bernabé declaran que en su viaje misionero arduo, sus tribulaciones y privaciones son una parte
integral de su viaje al reino de Dios.
Pablo y Bernabé dan el honor y la gloria a Dios, agradeciendo a Dios por
la manera que abre la puertas de fe para al la entrada de su Iglesia. El poder de amar según este mandamiento de
Jesús no es imposible con el poder y la gracia de Dios moviendo en nosotros
para ayudarnos.
Estamos
viajando juntos en este año de fe, para profundizar nuestra fe y para
evangelizar a los demás. No hay algo mágico
con este proceso – podemos hacerlo con dedicación y amor. Todo es una parte de nuestro viaje de
fe. Como Pablo y Bernabé, podemos ver la
gracia de Dios en la realidad de nuestra vida y nuestra comunidad. Amemos unos a otros como Cristo nos amó.
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