Podemos vivir para la gloria de nosotros mismos,
o podemos vivir para la gloria de Dios, para la gloria de su reino. Es el tema de nuestras lecturas hoy día. El profeta Malaquías hablaba a los sacerdotes
cinco siglos antes del nacimiento de Jesucristo. El pueblo de Israel ha llegado recientemente
despues de su exilio en Babylonia. En
esta época, el pueblo ha abandonado su fe en Dios para dar alabanzas a los
idolos. En lugar de servir a Dios, los
sacerdotes de esta época estaban ocupado de recibir sus propias ganancias. Podemos aprender en nuestra lectura de
Malaquías: No es suficiente para tener solo la superficie de nuestro culto. Es mas importante para dar gloria a Dios en
nuestros corazones. Lo que es afuera
debe reflexionar sobre lo que es adentro.
En el Evangelio de San Mateo, Jesús hablaba a
los letrados y a los fariseos con palabras muy fuertes. Ellos llevaron la gloria que necesitamos dar
a Dios, y pusieron a ellos mismos. Yo creo
que nosotros podemos reflexionar sobre muchas personas en nuestra vida y en
nuestra comunidad de fe que tienen mucha humildad y compasión en su
espiritualidad que los fariseos no tienen en su vida de fe. Para nosotros, Jesús es el ejemplo de
humildad y del amor de nuestro Padre. En
los gozos y en los sufrimientos, en la realidad de nuestro mundo, Jesús está en
medio de nosotros, sus seguidores.
Jesucristo está aqui con nosotros, dispuesto a servirnos, a ayudarnos, a
reafirmarnos.
Es importante para seguir la ley y los
mandamientos de Dios, es seguro, pero no como los fariseos. Cristo nos enseña como sus discípulos que el
camino de los fariseos no es nuestro camino.
Con nuestro Padre, con nuestro Señor, podemos caminar en el Camino de
fe. Podemos reconocer un solo jefe, un
solo maestro, Cristo, el Señor. Debemos
dar honor a nuestro Señor en el servicio de nuestros hermanos.
En nuestra vida de fe, existe una tensión, un
conflicto, sobre el ideal que tenemos en los valores de nuestra fe, y la realidad
que vivimos diariamente. El Evangelio y
el profeta Malaquías hablaban sobre una tensión, esta realidad humana. La religión y la fe son más de los ritos y
las formas. En nuestra vida de fe, en
nuestro viaje, hay nuestras relaciones con Jesús, hay las cosas pasando en
nuestros corazones. Hay más que la
superficie.
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