Los leyes de Dios y la conducta de los seguidores
de Cristo son al centro de nuestro Evangelio.
Los fariseos quieren hacer una prueba a Jesús. Ellos mandan uno de ellos, un doctor de la
Ley, para preguntar a Jesús por el mandamiento más grande de la Ley de Moisés.
Los escribas tienen un punto de vista muy rigido de su religión y su
espiritualidad. Ellos contaban que hay
613 mandamientos de la ley, que hay 365 prohibiciones y 248 preceptos. El fariseo quiere conocer si todos los
mandamientos tienen el mismo valor, o si hay algunos mandamientos que son más
importantes y otros menos importantes, o si hay uno que es el más importante de
todos las leyes.
Según Jesús el más importante de los mandamientos es amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma con todo el ser. Y Jesús nos enseña que el segundo mandamiento es semejante: para amar al prójimo como a uno mismo. En realidad, esta enseñanza de Jesucristo no es algo nuevo; el nos confirma lo que está expresado en el Antiguo Testamento. La actualidad de esta enseñanza es profunda y inmensa: que en la realidad de nuestra fe cristiana, no podemos separarnos del amor a Dios, del amor al nuestro prójimo. Es una reflexión de la compasión y del amor de nuestro Señor.
Y si Dios es amor, si necesitamos tener el amor de Dios y el amor de nuestro prójimo en nuestra vida, necesitmas practicar las obras de caridad y misericordia en nuestra vida tambien. Y si hacemos estas obras, podemos abrir las puertas de nuestra vida a Cristo. Cuando servimos a nuestro prójimo, a los pobres, a los enfermos, a los abandonados, servimos a Jesús mismo.
No comments:
Post a Comment