Yo tenía mucho gozo
cuando me daba cuenta que el 31 de mayo caía en un domingo este año. El 31 de mayo es la
fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen María a su prima Isabel. Es una fiesta muy linda
en la vida de la Virgen María y en la historia de nuestra salvación, y para mi
personalmente, es el aniversario de mi ordenación sacerdotal, que marca 7 años
de mi sacerdocio. Sin embargo, hay una
jerarquía de las fiestas y solemnidades en nuestra Iglesia, y hoy, el domingo
después de Pentecostés, siempre celebramos
la solemnidad de la Santísima Trinidad. Entonces, hoy celebramos la Santísima
Trinidad en lugar de la Visitación de
María a Isabel.
Antes de enviar sus
discípulos al mundo para ser misioneros del Evangelio, Jesucristo explicó:
“Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” Es un mandato claro y
directo para los primeros discípulos de Cristo y es un mandato muy claro para
nosotros también. El Padre nos dio su
Hijo para nuestra salvación. Y el Padre y el Hijo
nos dan el Espíritu Santo como la presencia de Dios con nosotros en la tierra. La Santísima Trinidad
no es algo nebuloso - vive en nosotros
como una realidad concreta. San Gregorio de Nisa
escribió mucho sobre la Trinidad en el siglo cuatro cuando la iglesia tenía un
discurso amplio sobre este tema. San Gregorio explicó
que “el santo Bautismo se nos imparte la gracia de la
inmortalidad por la fe en
el Padre y en el Hijo
y en el Espíritu Santo.” Conocemos mucho sobre
Dios & sobre la Santísima Trinidad, pero, en su realidad, la Trinidad es un
misterio de nuestra fe. Este misterio de la
Trinidad es el punto de partida de toda la verdad cristiana que tenemos. Es la base de donde
procede la vida divina en nuestro mundo con nosotros. En verdad, podemos
declarar sin duda que somos hijos del Padre. Podemos decir que somos
hermanos y seguidores y discípulos de su Hijo. Podemos declarar que
somos peregrinos caminando continuamente en la luz de la fe con el Espíritu
Santo en cada momento de nuestro camino.
(1) Amar a Dios
(2) Amar al prójimo.
(3) Vivir como discípulos.
(4) Hacer discípulos.
No es algo
complicado. No es algo muy difícil. Es algo un niño puede comprender.
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