Saturday, May 9, 2015

10 de mayo de 2015 - sexto domingo en el tiempo de Pascua - Hechos 10: 25-26, 34-35, 44-48, Juan 15: 9-17


      Este fin de semana, celebramos muchas cosas.  Hoy, celebramos el sexto domingo de pascua en nuestro año litúrgico, pero hoy celebramos otras ocasiones importantes también.  Hoy es el Día de la Madre, un día especial en los Estados Unidos para honrar a nuestras madres y abuelas. Hoy también a las 10:30 de la mañana, tuvimos nuestra misa en honor a los jóvenes de nuestra parroquia que se gradúan del colegio este año.  Celebramos con todas nuestras familias con gran alegría, en honor a estos miembros de nuestra parroquia en nuestras misas este fin de semana.
      Con estas celebraciones, tenemos una lectura en el Evangelio muy profunda, cuando Jesús nos da el mandamiento de amarnos unos a otros. Pero Jesús no nos llama a una clase ordinaria de amor: el amor unos a otros de la misma manera que él nos dice que nos ama.  No es un amor romántico o superficial, sino más bien un amor que el idioma griego llama “AGAPE”: un amor que busca el mayor bien de otra persona.  El amor “AGAPE” no sólo viene de nuestras emociones de la forma habitual en que pensamos acerca del amor en nuestra cultura, sino más bien fuera de nuestra mente, nuestro intelecto, y todo nuestro ser.  El amor AGAPE es un amor que está íntimamente involucrado en las necesidades de cuidado de la otra persona, un amor que no depende de estar correspondido o ganado.  Jesús nos llama a un amor con el meta del bien de la otra persona, no importa las molestias y los sufrimientos.  Jesús es el modelo de este amor, dispuesto a dar su vida en la cruz en su amor por nosotros.
      Nuestra primera lectura es el complemento del mensaje de Cristo en el Evangelio donde escuchamos sobre el Espíritu Santo que cae sobre la multitud que habla con Pedro.  El Espíritu bautizó muchos gentiles en la fe este día y muchas de estas personas recibieron muchos dones el Espíritu este día. Como sabemos, la Iglesia Antigua pensaba que primeramente que uno tenía que ser un judío antes de entrar en el camino de Jesús, pero la acción del Espíritu en la comunidad cambiaba sus mentes y sus corazones, abriendo el camino de Jesús por estas personas. En dos semanas, vamos a celebrar Pentecostés, la venida del Espíritu Santo en nuestro mundo de una manera especial. El Espíritu Santo trabaja en nuestras vidas de muchas maneras. El Espíritu puede trabajar a través de otras personas en nuestras vidas también.  Quiero contar una historia que involucró a mi propia madre y el Espíritu Santo.
E. Como la mayoría de ustedes saben, yo vengo de Chicago en un principio. Mi madre creció en un barrio al norte de Chicago que llama Logan Square.  Ella viene de una familia de inmigrantes de Alemania. Cuando yo estaba en la universidad, mi mamá vijaba a Europa. En la Navidad de ese año, ella me dio un pequeño recuerdo de ese viaje que todavía yo lo tengo.  Abrí la caja y había una ocarina. Una ocarina es pequeña flauta de barro que se originó con los aztecas y los mayas en las Américas y fue introducido en España por los conquistadores.  En la caja había una pequeña nota de mi mama que decía: Yo compré esta ocarina para ti de un vendedor en la entrada de la catedral de Santiago de Compostela en España.  Mi mamá me contaba que miraba mucho peregrinos llegando a la catedral en su peregrinación después de su largo viaje de cientos de millas.  Tal vez ella sabía que algún día yo sería un sacerdote y la peregrinación del Camino de Santiago de Compostela sería una de mis pasiones en la vida. Yo creo que esta historia no es por casualidad o coincidencia - es la obra del Espíritu Santo y tal vez una madre plantando una semilla en la mente de su hijo. Tenemos mucho consejos y mucho amor por la parte de nuestras madres y nuestras abuelas en nuestra vida.  Con esta amor y ternura en nuestra vida por la parte de nuestras madres, podemos pensar en el amor de Dios que debemos vivir en nuestra vida.  Honramos hoy nuestras madres y abuelas y los jóvenes que gradúan del colegio este año.  Nuestras bendiciones están con ustedes y sus familias. Recuerden siempre el amor AGAPE que Cristo nos llama a vivir.  Es el amor que nos une a Cristo. Es el amor que une a su Iglesia.

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