Wednesday, October 16, 2019

20 de octubre de 2019 - homilia del Vigésimo noveno domingo del tiempo ordinario – Lucas 18,1-8, Éxodo 17,8-13


      La persistencia es un tema importante en las lecturas de hoy.  Podemos pensar en la importancia de persistencia en nuestra vida, cuando estudiamos, cuando trabajamos, cuando vivimos en familia, cuando tenemos una perspectiva diferente de los de mas.  Es interesante que la persona que tiene persistencia en el Evangelio de hoy es una viuda.  En el mundo de Israel antiguo, las viudas, los huérfanos, y los extranjeros tenían el puesto mas vulnerable y mas bajo en la sociedad. Los profetas siempre decían que estas personas necesitaban nuestra ayuda y nuestra compasión. Pero, la viuda en el Evangelio no es pasiva – ella es franca y afirmativa para tener un juez.  Ella no aceptará una respuesta negativa. Quería una respuesta positiva de este juez corrupto. El juez admite que no respeta ni Dios ni los seres humanos.  El juez dio una respuesta positiva a la viuda, no por su compasión, pero por la parte de la persistencia de la viuda.
      Jesús nos explica que necesitamos persistencia en nuestras oraciones y en nuestra relación con Dios, como esta viuda la tenía. Dios quiere que oramos sin cesar, sin desanimarnos, y para tener confianza que la voluntad de Dios puede prevalecer.  Pero, en nuestra realidad diaria, a veces es difícil para tener persistencia cuando tenemos días oscuros.  Tenemos como ejemplo la Madre Teresa de Calcuta en India.  Muchas personas en el mundo tienen mucha admiración para su compasión y su testigo de fe, para su trabajo con los pobres.  Es muy famoso que la Madre Teresa tenía una lucha con la oscuridad en su vida de fe, con el abandona que se sentía en su relación con Dios.  Pero, siempre estaba fiel en el camino de fe, en la búsqueda de Dios, in el ministerio a los pobres y en la predicación de Buena Nueva de Cristo al mundo.  En los momentos de oscuridad y de abandono, la Madre Teresa podía identificar con los sufrimientos de Cristo y con su camino a la cruz, y podía identificar con la oscuridad de los pobres en sus momentos mas difíciles. Ella tenía mucha comprensión de la realidad de su viaje de fe, y quería ser una inspiración por sus hermanos.  Ella escribió en el año 1959: “Si yo me hago santa, quiero ser una santa en la oscuridad, para encender la luz en las personas caminando en la oscuridad del mundo.
     En la primera lectura, Moisés tenía la ayuda de Aarón y Jur para soportar sus brazos extendidos para ganar la batalla.  Nosotros, también, necesitamos el apoyo de nuestros hermanos, pero a veces, no los tenemos. Tenemos la llamada de tener perseverancia en nuestra vida de fe, con la confianza que el amor de Dios siempre está con nosotros, no importa si nos sentimos otra consuelo o otras garantías en nuestra vida.  Debemos orar sin cesar, pero mas de eso – nuestra vida y nuestro ser deben convertirse en una oración. Tenemos la llamada de confiar completamente en nuestro Dios, para siempre tener animo en nuestra fe.

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