En las palabras del profeta Jeremías, él busca un
señal de esperanza en medio de las amenazas de sus enemigos. Se sienta que esta abandonado por el Señor. Pero, después de comunicar con gritos y lamentos
a Dios, Jeremías puede decir: Yavė, tu estas conmigo. Tu eres mi
defensor muy poderoso. Contigo a mi lado, los que me persiguen - no me
vencerán. En la mitad de nuestra lucha y en los desafíos
que tenemos en nuestra vida de fe, podemos gritar a Dios como el profeta
Jeremías. Podemos repetir estas mismas palabras, cuando nos sentimos que las
dificultades y los problemas de nuestra realidad nos agobian. Hay personas en nuestro mundo que viven
constantemente preocupados por los acontecimientos adversos y por los
obstáculos que se agarran sin un sentido de esperanza. Pero, no necesitamos vivir como eso. Nuestro Señor Jesucristo nos invita a unir
nuestros sufrimiento con sus sufrimientos. El nos invita a comportarnos y a vivir como
verdaderos hijos de Dios. El nos invita a tener confianza en su misericordia,
en su amor abundante, en su gracia como un don para nosotros. Como hijos de nuestro Señor, podemos confiar en
nuestro Dios misericordioso, en nuestro Dios que cuida de nosotros. El Señor está siempre con nosotros. Debemos confiar en el, porque el Señor nos da
las fuerzas cuando tenemos los sufrimiento y las dificultades.
Juntos con el mensaje del profeta Jeremías,
escuchamos en el Evangelio de San Mateo. Jesús
habla con sus discípulos con mucha sinceridad y mucha ternura. El les habla sobre su sufrimiento y su muerte,
pero también la presencia de su resurrección. Para muchos de ellos, este asunto
puede parecer como un catástrofe o la fatalidad de su destino como el Hijo de
Dios. Pero, para nosotros, con la cruz de Jesucristo,
con sus sufrimientos, tenemos nuestra salvación, tenemos nuestra vida nueva. El reino de Jesucristo no es un reino terrenal
que existe solo en este mundo. No es un reino terrenal donde todos sus
seguidores iban a conseguir buenos puestos en su gobierno. En sus enseñanzas, nuestro Señor trata de
desmontarles que el reino de Dios es algo diferente. El reino de Dios no es solamente terrenal - tiene
otra dimensión invisible para el momento presente
Este lunes es el Día del Trabajo. Es mas de un día de vacaciones. El Día del Trabajo nos da la oportunidad de ver
cómo el trabajo en Estados Unidos coincide con los elevados ideales de nuestra
tradición católica. Yo hablaba con Elquin y algunos miembros de
nuestra comunidad hispana. Nos damos
cuenta la necesidad de conversar sobre la importancia de los temas de la paz y
da la justicia en nuestra Iglesia. Nuestro reto en este Día del Trabajo es ponernos
a la altura del desafío de la solidaridad planteado por Cristo en su
proclamación del reino de Dios. El Catecismo de nuestra Iglesia Católica nos
enseña, "Los problemas socio-económicos sólo pueden ser resueltos con la
ayuda de todas las formas de solidaridad: solidaridad de los pobres entre sí,
de los ricos y los pobres, de los trabajadores entre sí, de los empresarios y
los empleados, solidaridad entre las naciones y entre los pueblos" Para ser seguidores verdaderos de Cristo
necesitamos negarnos a si mismo, tomar nuestra cruz, y seguirle. Y a veces, necesitamos cambiar nuestras ideas
sobre Jesús y sobre su reino.
Necesitamos mirar la realidad de nuestro mundo y poner los valores de
nuestra fe. Para tener solidaridad con nuestros hermanos y
para tomar nuestra cruz, debemos vivir y proclamar los valores de nuestra fe.
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