La narración en el Evangelio de hoy es mas de un
milagro que Jesús hizo en la multiplicación de los panes y los peces. La muchedumbre estaba buscando algo. La
muchedumbre tenía hambre, y ella estaba buscando algo para llenar esta hambre. Una hambre física
- pero otras niveles de hambre también. Pero, ellos estaban buscando un Salvador, un
Mesías, un centro de su espiritualidad. Nosotros, los fieles de nuestro mundo moderno,
buscamos algo también. Buscamos algo para satisfacer la hambre en
nuestro espíritu, la hambre en nuestro corazón, el hambre de la búsqueda de
significado en nuestra vida.
Hoy, como un don de Dios, tenemos el milagro de
la Eucaristía, el milagro del cuerpo y sangre Dios. Hoy en la misa recibimos a Cristo como alimento
de nuestra vida nueva. Estamos unidos en la Iglesia, en la
Eucaristía. Estamos unidos como el
Cuerpo de Cristo en el mundo, el Cuerpo de Cristo para continuar sus obras
aquí. Los discípulos han mirado la muchedumbre y ellos
tenían miedo – ellos querían dispersar la muchedumbre porque ella tenía
hambre. Jesucristo no quería dispersar la
muchedumbre. Al contrario, Jesus quería
unir.
¿Cómo puede la comunidad hispana de nuestra
parroquia de Santiago el Apóstol alimentar los miembros de nuestra comunidad de
fe como Cristo alimentó a la muchedumbre en el Evangelio de hoy? A veces, es un desafío y una cruz para nosotros. El viernes pasado, tuvimos un momento de oración
en nuestra iglesia sobre el asunto de inmigración y la crisis con los niños y
jóvenes quienes entran la frontera de los Estados Unidos solitos. Unos miembros de nuestra parroquia estaban
preguntándome sobre la meta de esta momento de oración y la demostración que
tuvimos afuera en frente de la iglesia. Es difícil para tener una conversación sobre este
tema. Y en mi opinión, hay los problemas con
inmigración ahora porque el gobierno federal tenía sus ojos cerrados sobre esta
realidad por muchos años. Si – es mas fácil si no conversamos sobre los
temas como inmigración porque son temas polémicos. Es mas fácil y mas tranquilo para tener
nuestras cabezas en la arena y para decir que no hay ningún problema, que no
importa que no tenemos solidaridad con los pobres o los extranjero o los
oprimidos – que no importa esta enseñanza de justicia de los profetas en la
Biblia. Pero un miembro de nuestra parroquia me explicó
ayer que la iglesia no es un club social, que necesitamos conversar sobre
justicia y los valores de nuestra fe. Estoy muy agradecido al ministerio hispano en
nuestra parroquia y a las parroquias de Pontotoc y New Albany con su
colaboración con nosotros en esta momento de oración. Sabemos
que nuestro camino de fe no es suave y no es fácil. Pero, para mi, es una manera donde nuestra
comunidad hispana puede alimentar nuestra parroquia y ser testigos de fe. Gracias por su testimonio.
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