Saturday, June 8, 2013

6/9/2013 – Domingo 10 del tiempo ordinario – Ciclo C – Lucas 7, 11-17

      En nuestro Evangelio de hoy, escuchamos sobre un milagro en la vida de una viuda y su hijo.  La viuda estaba llorando, porque su hijo estaba muerto, y Jesús se conmovió.  La viuda no necesitaba pedir directamente a Jesús por este milagro. Jesús solo miró esta mujer con la muchedumbre a la puerta de la ciudad – El solo miró la profundidad de su emoción y su tristeza.  Con el toque y el orden de Jesús, el joven se incorporó en el féretro
y empezó a hablar.
      ¿Qué es un milagro para nosotros como creyentes en la fe?  Los milagros del tiempo de Cristo eran pruebas y demostraciones de fe.  Pero, hoy, no estamos seguros de qué es un milagro. ¿En nuestro mundo moderno, algunas personas creen en los milagros, pero otros piensan que son supersticiones o algo que tiene otra explicación. En el mundo hoy, tal vez no sabemos donde podemos encontrar los milagros. 
     Podemos buscar una explicación por los milagros de Jesucristo en el mundo.  No ha hecho estos milagros para destruir las leyes naturales de la tierra o para anular la muerte.  Con estos milagros en el Evangelio, Cristo nos enseña que El es nuestro Señor y la fuente de la vida nueva de nuestra fe.  Estos milagros son una parte muy importante de su proclamación del reino de Dios. La resurrección del hijo de la viuda de Naím no es la resurrección que se nos ha prometido en nuestra vida nueva.  Pero, en esta resurrección de este joven, Cristo nos da lo mismo mensaje a cada uno de nosotros que le da - en el Evangelio de hoy Cristo dice al muchacho: “¡Joven, a ti te lo digo, levántate!”  Podemos decir que en una manera o otra, estamos muertos aquí en nuestra vida en la tierra – muertos en nuestra indiferencia, muertos porque no tenemos esperanza, muertos porque nuestra fe no vive, muertos porque no tenemos un amor atento y compasivo en nuestros corazones.   En nuestra vida, nuestros cuerpos pueden vivir, pero nuestras almas pueden morir.  Podemos aprender de las Sagradas Escrituras que Dios tiene la capacidad de resucitar a los muertos – especialmente cuando nuestra alma y nuestra espíritu están muertos. Pero, también, tenemos la responsabilidad de buscar a Dios en nuestra vida, de buscar las oportunidades de educarnos en la fe.  Hay muchas personas en nuestro mundo hoy que piensan que Dios no existe o que Dios no tiene la capacidad de cambiar nuestra vida.  Cuando yo estaba en la parroquia de Yazoo City antes de llegar en Tupelo, había una mujer que vino con un amigo a la misa. Ella tenía muchas problemas en su vida – estaba luchando con las drogas y el alcohol por muchos años. Pero, ella quería ser católica – ella quería cambiar su vida.  Ella estaba muy enferma con los problemas de su adicciones, pero después de una formación religiosa con nuestra parroquia, entró en la Iglesia.  Un día, ella estaba saliendo la iglesia después de la misa, caminando con mucha dificultad con un bastón – su cuerpo era muy débil – pero también puede mirar una fortaleza y una alegría en su fe.  Un abogado en esta parroquia miró esta mujer y me dijo – “!En verdad – mirando esta mujer en nuestra iglesia y el cambio de su vida y su fe – es un milagro!”  Si, todavía en nuestro mundo, hay milagros.  Solo necesitamos reconocerlos. 


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