El mes pasado, el 10 de febrero, comenzamos
nuestro viaje con Jesús en el desierto con el miércoles de las cenizas. Todos los católicos saben que la cuaresma es un
tiempo especial del año para nosotros, un tiempo de arrepentimiento, de renovación
y de conversión. El Papa Francisco declara que este año quiere que
nuestro camino cuaresmal durante el Año de la Misericordia sea un momento en
que vivimos nuestra fe cristiana intensamente como un momento privilegiado
donde celebramos una experiencia de la misericordia de Dios en nuestras vidas.
Hoy, escuchamos la pasión de Jesucristo en el
Evangelio de Lucas en medio de nuestro Año de Misericordia. Lo que me sorprendió fue la misericordia y
la compasión que Jesús tenía para el buen ladrón a su lado cuando Jesús mismo
estaba pasando por su propia agonía muerte en la cruz. La tradición transmite el nombre del buen ladrón
como Dimas y el otro ladrón impenitente como Gestas. Como Jesús y estos dos hombres estaban muriendo
en la cruz, el ladrón impenitente, Gestas, hablaba contra Jesús con el resto de
la muchedumbre: “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a
nosotros.” Dimas reprende este otro ladrón, diciéndole: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el
mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero
éste hombre Jesucristo ningún mal ha hecho” Este buen ladrón entonces se dirige a Jesús: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate
de mí” Jesús misericordiosamente responde a este buen
ladrón: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Podemos reflexionar sobre nuestra propia vida,
preparando para entrar la Semana Santa. Podemos darnos cuenta de que hay algunas áreas de
nuestra vida donde somos como Dimas, el buen ladrón, y en otras áreas cuando
somos como el otro ladrón que critica a Cristo. En cierto modo, San Dimas representa toda la
humanidad en la forma en que se acerca a Jesús y su muerte en la cruz. Sí, todos nosotros se enfrentaremos a la muerte
un día. Podemos ver la respuesta de Jesús a Dimas, en la
que le decía que él estará con él en el paraíso. Cristo habla a todos los que se arrepienten de
sus pecados, a todos los que ponen su confianza en él y en su promesa de la
vida eterna. Papa Francisco declara: "Dios nunca, nunca
se cansa de perdonarnos. El problema es
que nos cansamos de pedir perdón. El Padre
amoroso perdona siempre. El Padre tiene
un corazón de misericordia para todos nosotros. Así podemos aprender a ser
misericordiosos con los demás ".
Isaías hoy declara que Dios le dio una lengua
experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento. Podemos tener momentos en nuestra vida cuando
sentimos que llevamos una cruz que es demasiada pesada de llevar. Podemos sentirnos cansados en los desafíos que nos
enfrentan en nuestra vida, en el lugar de trabajo, en la escuela o en una vida
de oración que ya no nos inspira. Entramos en la Semana Santa. Tenemos la llamada de reflexionar acerca de
la misericordia de Dios, para experimentar la misericordia de Dios, para
compartir la misericordia de Dios con los demás. En el Triduo que también conmemoramos en nuestras
liturgias este próximo jueves, viernes y sábado de la Semana Santa, la
misericordia de Dios toque el corazones y nuestra vida en muchas maneras si
estamos abiertos a la presencia de Dios. El Papa Francisco dijo: "La misericordia de
Dios transforma los corazones humanos. Nos permite, a través de la experiencia
de su amor fiel, a ser misericordiosos como nuestro Padre.” Necesitamos aceptar esta invitación para abrir el
corazón a la misericordia de Dios en cada área de nuestra vida.
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