Monday, March 21, 2016

20 de marzo de 2016 - Domingo de Ramos - Ciclo C - Lucas 22:15-23:56

     El mes pasado, el 10 de febrero, comenzamos nuestro viaje con Jesús en el desierto con el miércoles de las cenizas.  Todos los católicos saben que la cuaresma es un tiempo especial del año para nosotros, un tiempo de arrepentimiento, de renovación y de conversión. El Papa Francisco declara que este año quiere que nuestro camino cuaresmal durante el Año de la Misericordia sea un momento en que vivimos nuestra fe cristiana intensamente como un momento privilegiado donde celebramos una experiencia de la misericordia de Dios en nuestras vidas.
      Hoy, escuchamos la pasión de Jesucristo en el Evangelio de Lucas en medio de nuestro Año de Misericordia.   Lo que me sorprendió fue la misericordia y la compasión que Jesús tenía para el buen ladrón a su lado cuando Jesús mismo estaba pasando por su propia agonía muerte en la cruz. La tradición transmite el nombre del buen ladrón como Dimas y el otro ladrón impenitente como Gestas.  Como Jesús y estos dos hombres estaban muriendo en la cruz, el ladrón impenitente, Gestas, hablaba contra Jesús con el resto de la muchedumbre:  “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros.” Dimas reprende este otro ladrón, diciéndole:  “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste hombre Jesucristo ningún mal ha hecho”  Este buen ladrón entonces se dirige a Jesús:  “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”  Jesús misericordiosamente responde a este buen ladrón: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
       Podemos reflexionar sobre nuestra propia vida, preparando para entrar la Semana Santa.  Podemos darnos cuenta de que hay algunas áreas de nuestra vida donde somos como Dimas, el buen ladrón, y en otras áreas cuando somos como el otro ladrón que critica a Cristo.  En cierto modo, San Dimas representa toda la humanidad en la forma en que se acerca a Jesús y su muerte en la cruz.  Sí, todos nosotros se enfrentaremos a la muerte un día.  Podemos ver la respuesta de Jesús a Dimas, en la que le decía que él estará con él en el paraíso. Cristo habla a todos los que se arrepienten de sus pecados, a todos los que ponen su confianza en él y en su promesa de la vida eterna.  Papa Francisco declara: "Dios nunca, nunca se cansa de perdonarnos.  El problema es que nos cansamos de pedir perdón.  El Padre amoroso perdona siempre.  El Padre tiene un corazón de misericordia para todos nosotros. Así podemos aprender a ser misericordiosos con los demás ".
      Isaías hoy declara que Dios le dio una lengua experta, para que pueda confortar al abatido con palabras de aliento.  Podemos tener momentos en nuestra vida cuando sentimos que llevamos una cruz que es demasiada pesada de llevar.  Podemos sentirnos cansados en los desafíos que nos enfrentan en nuestra vida, en el lugar de trabajo, en la escuela o en una vida de oración que ya no nos inspira.  Entramos en la Semana Santa.  Tenemos la llamada de reflexionar acerca de la misericordia de Dios, para experimentar la misericordia de Dios, para compartir la misericordia de Dios con los demás.  En el Triduo que también conmemoramos en nuestras liturgias este próximo jueves, viernes y sábado de la Semana Santa, la misericordia de Dios toque el corazones y nuestra vida en muchas maneras si estamos abiertos a la presencia de Dios. El Papa Francisco dijo: "La misericordia de Dios transforma los corazones humanos. Nos permite, a través de la experiencia de su amor fiel, a ser misericordiosos como nuestro Padre.”  Necesitamos aceptar esta invitación para abrir el corazón a la misericordia de Dios en cada área de nuestra vida.

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