Thursday, June 27, 2013

6/30/2013 - TIEMPO ORDINARIO - DOMINGO 13º - CICLO C – Galatas 5, 1,13-18

      Muchas personas en nuestro mundo hoy quieren vivir sin muchas leyes y reglas en su vida.  Para ellos, una vida sin reglas es una vida con libertad. Pero, San Pablo dice el contrario, que una vida con los mandamientos de Dios y como discípulo de Cristo es una vida liberada.  En verdad, para Pablo, Cristo es nuestro libertador, y para vivir en libertad, necesitamos vivir con el conocimiento de Cristo.  Pablo escribió a la comunidad cristiana en Galacia – sus miembros estaban paganos convertidos en el Camino de Cristo. Pero, algunos judíos vinieron a su comunidad con la idea que ellos estaban obligado a rendirse a la Ley de Moisés.  En su comunicación a los gálatas, Pablo defendió la libertad ante la ley.  Pero, en nuestro libertad, necesitamos vivir en la luz del Espíritu Santo y servir a nuestro prójimo – necesitamos vivir en la ley de Dios que es suprema antes de todas las otras leyes.  Pablo quería mostrar que la ley de Moisés en el Antiguo Testamento es provisional y necesario en esta época.  Pero, en la llegada de Cristo y nuestra salvación en El, tenemos la ley de Dios en El con mas claridad.  Pablo dice que Cristo nos ha liberado para que seamos libres.  Pero, en esta libertad, no tenemos la llamada de ponernos en la esclavitud de nuestro mundo - debemos seguir en el Camino de la fe según nuestra vocación.    
      En estos días, los obispos de los Estados Unidos han declarado una Quincena de la libertad – días para reconocer los derechos que tenemos en nuestro país y días de oración para orar en la luz de nuestra libertad religiosa.  Nuestros obispos llaman la libertad religiosa nuestro primera libertad, un don muy precioso para nosotros.  Esta libertad es en la primera enmienda de nuestra Constitución – la fundación de todas nuestras libertades.  Si no tenemos la libertad de formar nuestra conciencia y nuestra fe religiosa, no tendremos las otras libertades en nuestra vida.
     San Pablo nos explicó que la libertad no es algo que inventamos para nosotros mismos – no es algo que el gobierno nos da según su propia voluntad.  Nuestra libertad es de Dios – es su don para nosotros.  Como católicos y como americanos, debemos insistir en el reconocimiento de nuestra libertad – la libertad de vivir nuestra fe y la libertad de servir nuestros hermanos según la llamada que tenemos en nuestra fe.      

Oremos - Dios Todopoderoso, Padre de todas las naciones, por la libertad Tu nos liberaste en Cristo Jesús (Gal 5:1 ). Te alabamos y te bendecimos por el don de la libertad religiosa, el fundamento de los derechos humanos, la justicia y el bien común. Concede a nuestros lideres la sabiduría para proteger y promover las libertades;  por tu gracia, tenemos el coraje de defenderlas, para nosotros y para todos los que viven en esta tierra bendita. 
Te lo pedimos por intercesión de María Inmaculada, nuestra patrona, y en el nombre de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo, con el cual usted vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

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