Friday, July 2, 2021

4 de julio de 2021 - el decimocuarto domingo del tiempo ordinario - Ezequiel 2:2-5 - 2 corintios 12:7-10 - Mateo 6:1-6

     Escuchamos hoy en el Evangelio acerca de la predicación de Jesucristo de la palabra de Dios en su ciudad natal.  También, escuchamos acerca de la predicación del mensaje de Dio por San Pablo y el profeta Ezequiel.  Todas de ellos no recibieron una respuesta positiva del pueblo.  Entonces, podemos tener preguntas sobre esta reacción.   ¿Podemos ver la presencia de Cristo en los demás?   ¿Reconocemos la forma en que Dios habla a través de nuestro prójimo?  ¿Reconocemos y escuchamos a los profetas en el mundo moderno?

       De muchas maneras, escuchamos sobre el rechazo en estas lecturas.  El pueblo de Israel rechaza el mensaje de Ezequiel porque él habla las palabras de Dios - las palabras de la verdad. El pueblo se rebelan contra Dios y su mensaje.  Ezequiel predicó el mismo mensaje general que los otros profetas de Dios en el Antiguo Testamento: la fidelidad a la palabra de Dios revelada en la Sagrada Escritura; el amor de Dios; el amor al prójimo; y el cuidado de los necesitados, de los pobres y de los oprimidos.  A menudo, necesitamos superar nuestros propios prejuicios, nuestras propias preocupaciones y nuestro propio egocentrismo para escuchar el mensaje de Dios en su verdad: eso era algo que el pueblo de Israel no podía hacer. Sus corazones estaban cerrados. 

      En su segunda carta a los corintios, San Pablo declara que él está contento con las debilidades, los insultos, las penalidades, los persecuciones y las limitaciones por causa de Cristo.  San Pablo se da cuenta de que cuando él está débil, él es fuerte.  San Pablo quiere decir en estas palabras que cuando abrazamos las Buena Nueva de Cristo con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro ser, sufriremos y seremos conscientes de nuestras debilidades.  San Pablo es consciente de que cuanto más abrazamos a Cristo y su camino, más nuestras palabras y nuestras acciones hablarán sobre Dios y su amor.

      En última instancia, al profeta no le importa si su mensaje es rechazado o no.  Lo que más importante es que el profeta Ezequiel, San Pablo, el Hijo de Dios Jesucristo y los mensajeros de Dios en nuestra mundo moderno hablan la palabra de Dios en su verdad. Sin embargo, con demasiada frecuencia, rechazamos la palabra de Dios porque no queremos reconocer que Dios nos está hablando en los momentos ordinarios de la vida.  Es por eso que los sacerdotes necesitamos un guía espiritual que pueda ayudarnos a discernir la voluntad de Dios y ayudarnos a ver las formas en que Dios nos haba en nuestra vida.

      Es probable que, legítimamente, sintamos muchas emociones diferentes en este momento que surgen de la pandemia.  Tal vez, no estemos seguros de lo que traerá la mañana. Tal vez, nos sintamos incómodos por cómo ha cambiado el mundo.  El mundo no es lo mismo como antes, es verdad.  Pero,  Dios todavía está aquí con nosotros. Dios nunca nos ha dejado. Su presencia nos llama en la realidad del mundo. A medida que nuestras actividades parroquiales empiezan poco a poco durante el verano y al comienzo del nuevo año escolar en agosto, tenemos muchas oportunidades frente a nosotros en el camino de fe. Incluso si algunos de nosotros sentimos miedo o rechazo, Dios nos llama en medio de esa realidad también. Incluso en medio de la lucha social que tuvimos en nuestra sociedad el año pasado, incluso con la división y la tensión que nuestra sociedad tiene en este momento, incluso cuando vemos a otros retroceder en su vida de fe, estamos llamados a perseverar y a responder a Dios en la realidad de nuestra vida.  Aquí en nuestra parroquia de St Jude estaremos contigo en cada paso del camino. Aquí continuaremos nuestro camino como una comunidad de fe. 

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