Sunday, February 28, 2021

28 de febrero de 2021 - La Transfiguración de Jesucristo - Marcos 9:2-10

      Nuestra vida diaria está llena de una rutina y muchas tareas diarias. En nuestra vida diaria, a veces, sin saberlo, o incluso cuando somos conscientes, podemos encerrarnos en nuestro propio mundo y nuestra situación particular y nuestra rutina diaria. Podemos olvidar que somos parte de un mundo mucho más grande y una realidad más grande.

       En el Evangelio este domingo, en nuestra celebración de la Transfiguración de Jesucristo, Jesús saca a algunos de sus apóstoles de la rutina diaria, invitándolos a ir con él a la cima de una montaña.  Aunque, en la superficie, esto no parece extraño.   Jesús a menudo se va a lugares como las montañas o los desiertos para orar y escaparse.  Jesús se transfiguró ante los apóstoles.  Eso es especial y extraño.  Su ropa se volvió tan blanca como la luz.  Podemos imaginar la sorpresa y la conmoción de los apóstoles.  Lo más importante es que los apóstoles escucharon una voz desde las nubes, diciendo: “Éste es mi Hijo amado; escúchenlo.” Estas palabras están destinadas a que las escuchemos hoy también.  Podemos mirar la realidad del mundo moderno.  Hoy estamos bombardeados por tanto ruido y tantos mensajes. Tenemos programas de noticias las 24 horas y el Internet las 24 horas y redes sociales las 24 horas.  En segundos, recibimos las noticias de todas las esquinas del mundo.   Escuchamos muchas noticias y mucha información, pero muchas de ellas no son buenas noticias. Lamentablemente, muchas noticias son opiniones - no son la verdad de Dios.  La palabra de Dios y el mensaje que Jesús nos habla hoy y nos ofrece hoy es vivificante y transformador. Las palabras de Jesucristo están ahí para nutrirnos y sostenernos. O. Sin embargo, debemos abrir nuestro corazón y nuestra vida para escuchar sus palabras y el mensaje que contienen. Sí, es solo el Señor quien tiene el mensaje de la vida eterna. Al escuchar el Evangelio de la transfiguración de Jesucristo hoy, estamos en medio de una realidad de muchos desafíos, eso es seguro. Sin embargo, también hay muchas bendiciones en nuestra vida.  Hay bendiciones que han venido con la pandemia. Tenemos que estar abiertos a ver esas bendiciones.

       Al contemplar la transfiguración de nuestro Señor, no debemos olvidar que Jesús y sus tres apóstoles no permanecieron en la cima del Monte Tabor para siempre.  Ellos bajaron y trajeron la iluminación de la transfiguración al pueblo en la llanura. También debemos traer la iluminación que recibimos como discípulos de Cristo en el mundo a nuestro prójimo. Debemos llevar la visión y el crecimiento de los que recibimos en nuestro camino cuaresmal a nuestra vida diaria y para el resto del año.  Continuamos nuestro camino cuaresmal en este segundo domingo de Cuaresma.  Mi oración hoy es que la luz de la Transfiguración nos anima y nos da fuerza en nuestro camino cuaresmal.

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