Friday, March 22, 2019

24 de marzo de 2019 - el tercer domingo de la cuaresma - lucas 13:1-9


       En el evangelio de hoy, unos miembros de la muchedumbre dieron algo inquietante a Jesucristo, que Pilato mató a unos galileos, y la sangre de ellos estaban mezclada con la sangre de los sacrificios. Cristo respondió con palabras inquietantes también - si ellos no se arrepienten, perecerán de manera semejante.  ¿Por qué incluye estas palabras en el evangelio? Pero, la parábola siguiente de el contexto de las palabras de Cristo. La parábola de la higuera plantada en su viñedo no nos da una conclusión.  No dice que la higuera dio higos.  Si, no hay una conclusión, pero hay un mensaje en la parábola.  El trabajador quien trabajaba en el viñedo quería tener más tiempo para trabajar con la higuera.  Esta parábola habla sobre la misericordia de Dios.  Con Dios, no solo tenemos una oportunidad para arrepentirnos.  No solo tenemos dos oportunidades.  Con Dios, tenemos una serie de oportunidades para arrepentirnos.
      Oscar Romero es el santo que celebramos hoy.  Cuando él comenzaba su servicio como el arzobispo de San Salvador en 1977, los ricos y los el ejército estaban muy contentos, porque él era tradicional y conservador.  Pero, era una época muy difícil en el país de El Salvador - había mucho violencia y el comienzo de la guerra civil. Pero, en tres años, el 24 de marzo de 1980, él fue asesinado por los militares de este país celebrando la misa en el hospital de la Divina Providencia en El Salvador.  Durante su servicio como Arzobispo, el estaba la para los pobres y los oprimidos.  El estaba una voz de la justicia y los valores del evangelio.  Según el Papa Francisco, Oscar Romero es un mártir de la fe.  San Oscar Romero es muy querido por mucha gente en el mundo por su valor en su proclamación del Evangelio. Aquí son las palabras de San Oscar Romero de su homilia de 20 de noviembre de 1977:  “Qué hermoso será el día en que cada bautizado comprenda que su profesión, su trabajo, es un trabajo sacerdotal; que, así como yo voy a celebrar la misa en este altar, cada carpintero celebra su misa en su banco de carpintería; cada hojalatero, cada profesional, cada médico con su bisturí, la señora de mercado en su puesto… están haciendo un oficio sacerdotal.  Cuántos motoristas sé que escuchan esta palabra allá en sus taxis. Pues tú, querido motorista, junto a tu volante, eres un sacerdote si trabajas con honradez, consagrando a Dios tu taxi, llevando un mensaje de paz y de amor a tus clientes que van en tu carro.”  

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