En el Evangelio de hoy, un grupo de judíos
hablaba sobre la belleza de las piedras del templo y de los adornos que este
edificio poseía. Jesús explicó a este grupo que toda esa belleza
quedará destruida algún día. La gente extrañada le preguntaba sobre este tema
y el Señor ofrecía algunas enseñanzas para ellos & para nosotros. Jesús nos dice: “No se dejen engañar." En verdad, hay muchas distracciones en nuestra
vida en el mundo de hoy. Tantas que nos hacen olvidarnos de cosas
importantes. A veces, podemos pensar que estas distracciones
nos ofrecen respuestas a la vida, pero, en verdad son profetas falsos. Jesús nos dice que "Vendrán muchos haciéndose
pasar por mí." Hay líderes humanos en nuestra sociedad que ofrecen
nuevos caminos y proyectos grandes y dicen que ellos pueden resolver los
problemas en nuestra vida. Pero, no podemos olvidar que sólo Jesús nos
ofrece un proyecto duradero y eterno. Tenemos que estar alertas para saber cuál
es la hondura y la trascendencia de los mensajes que nos ofrecen. También, Jesús nos dice - "Cuando oigan alarmas
de guerra y revoluciones, no se asusten..." Cualquiera puede decir que este tiempo final
es hoy. La verdad es que por desgracia la humanidad siempre ha estado en
violencia – en guerras – en sufrimiento. Algunos creen ver en todos estos
signos el final del tiempo presente, pero Jesús nos dice que no nos asustemos. Finalmente, Jesús nos dice que vamos a tener la
oportunidad de dar testimonio de el. Entre los desafíos y las amenazas de
nuestra vida y del mundo humano, podemos dar testimonio de nuestro Salvador, testimonio
de nuestra fe en Jesucristo. Necesitamos
permanecer firmes en nuestra fe, y en esta fe, podemos encontrar la salvación. Es verdad que todas las cosas y las
circunstancias de la vida no pueden alejarnos de la presencia de Dios.
Con la vida nueva con tenemos en él, el Maestro nos
invita a ser personas de la luz y de la verdad, con dominio de sí mismo. En nuestra fe y en nuestro encuentro con él,
podemos tener la paz de Cristo donde no existe el miedo. Necesitamos la
perseverancia para que nuestro mundo no se quede huérfano de la presencia del
buen Dios.
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