Todos de nosotros tenemos preguntas en nuestra
vida de fe. Y en los Evangelios que tuvimos en este domingo y
en el domingo pasado, no son fáciles para comprender, entonces, tal vez
tengamos muchas preguntas. Pero, lamentablemente, a veces, los motivos para
las preguntas no eran puros. En el evangelio de hoy, Jesús responde a una tal
pregunta. “Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?” Posiblemente los fariseos le hayan enseñado que
la mayoría de personas son perezosas o malos, y no están destinadas a la vida
eterna. Para Jesús, la respuesta de esta pregunta es muy
clara: A quien el Padre salvará y a quien condenará es de Dios para decidir. Pero, Jesús se aprovecha de la oportunidad para
enseñarnos sobre el reino de Dios . “Esfuércense por entrar por la puerta, que es
angosta,’” Jesús dice. Nuestro Señor quiere decir que tenemos que
disciplinarnos para que siempre sigamos el camino recto y la voluntad de Dios
en nuestra vida de fe.
Lamentablemente, hay algunos católicos que
todavía piensan que asistir en la misa cada domingo es suficiente para ganar la
salvación eterna y para entrar el reino de Dios en su plenitud. Pero no es así -
Jesús explica que él no se reconocerá las personas simplemente por haber
comido y bebido con él ni por haber escuchado sus proclamaciones en las plazas
y las calles de los pueblos de Israel. Jesús espera que la misa que celebramos en
nuestra Iglesia alrededor del altar del
Señor sea como una plataforma donde recibimos la fuerza y las direcciones para
servir a Dios y a los demás. Si la misa no afecta nuestras palabras y nuestras
acciones cuando salimos de la misa en nuestra comunidad, ¿cómo vive nuestra fe? ?Hemos arrepentirnos en la facetas de nuestra vida que necesitamos? ¿Nos hemos aprovechados de la misa dominical para servir a nuestro prójimo en cada momento de cada día? ¿Hemos evangelizado a nuestro prójimo para enseñarle el camino recto? Y ¿Que son nuestras respuestas a estas preguntas?
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