Seguir la palabra de Dios en nuestra vida no significa que tendremos
una vida muy tranquila. Los profetas de Dios predicaba la palabra de Dios con honradez, con
el resultado de división en su comunidad. Algunas personas que escuchaban la palabra se arrepentían. Pero, otros querían matar a los profetas por sus palabras
honestas. El profeta Jeremías proclamaba un mensaje contra la guerra en Israel
y predecía la caída de Jerusalén. Su
mensaje provocaba mucha división en su comunidad. Su mensaje era una amenaza a los gobernantes
de su ciudad, entonces ellos lo lanzó en una cisterna embarrada.
Cuando pensamos de Jesucristo, pensamos en su mensaje de amor – amor
de Dios y amor de nuestro prójimo. Pensamos en al curación que llevaba a los enfermos y a los pobres. Pensamos en su mensaje de paz. Entonces, en el Evangelio de hoy, cuando escuchamos el mensaje de
Dios sobre divisiones que El lleva a las familias, es un choque.
Cuando pensamos en paz, penamos en nuestro punto de vista, en paz
como silencio y tranquilidad y orden, en la ausencia de la guerra. Pero, Israel era una cultura de mucha actividad, de ruido y espontaneidad. Israel era una nación, pero con poderes extranjeros llegando en su
región. En esta realidad, hay la ideal “Shalom” o “paz”, un paz para
confrontar los conflictos, para hacer algo entero y completo. En Israel, con paz, siempre tenia justicia y compasión.
Con el mensaje de Cristo, su paz es diferente de la paz de nuestro
mundo, es diferente de la ausencia de la guerra. Este mensaje de Cristo lleva la división al mundo con su desafío a
las normas y el poder del mundo. En el mensaje del Papa Francisco, decía que nosotros como discípulos
de Cristo necesitamos hablar sobre el mensaje de verdad y de amor al mundo, y
es un mensaje que no tiene hipocresía.
En el mensaje del Evangelio de hoy, Jesús viaja a la ciudad de
Jerusalén, y El conoce que este viaje no llevará la tranquilidad a su vida. Tenía el bautismo en las aguas del Río Jordán, pero conoce cuando
llega en Jerusalén, recibirá un bautismo del fuego y morirá en la cruz. Tenía mucha presión en su viaje porque sabía que su viaje trae la
división, el conflicto, y la inquietud. Pero, Jesús continua a predicar su mensaje, para decir la verdad y
para desafiar el pueblo.
No es fácil para ser cristiano en el mundo hoy. A veces, el mensaje de Cristo que vivimos ofenderá el mundo. A veces, nuestro prójimo no está cómodo con la honradez de esta
mensaje. Los Papas – Juan Pablo II, Benedicto XVI, y Francisco – dijeron que
el relativismo es el valor mas peligroso en nuestro mundo. El relativismo significa que en el mundo, la gente no quiere ver la
verdad como absoluto, porque quiere crear su propia criterio moral,
justificando sus acciones y sus pensamientos. El nombre del Papa Francisco viene de San Francisco de Asis – un
hombre de paz. Pero, el Papa Francisco explicaba que al verdadera siempre tiene la
verdad, y paz verdadera no puede existir si cada persona tiene su criterio
propio y si cada persona reclama sus derechos exclusivos sin consideración por
la verdad universal. Hay muchas personas que dicen que son católicos, pero no consideran
ni las enseñanzas de la Iglesia ni la verdad que Cristo nos enseña. Ellos solo tienen sus valores personales y la
verdad de ellos mismos.
Esta época es un desafía, es verdad, pero siempre, en cada época, es
un desafío para vivir el mensaje del Evangelio en nuestra vida, para aplicar el
Evangelio a nuestra realidad y para predicar este mensaje al mundo por nuestras
acciones y nuestra vida. Aún, es nuestra llamada para vivir el Evangelio, y en verdad, no es fácil.
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