¿Podemos
reconocer la presencia de Dios cuando nos habla en una suave briso o en una
tormenta poderosa? ¿Podemos reconcer la
presencia de Dios en su cuerpo y en su sangre en la Eucaristía?
En el cuento de Elías que escuchamos hoy en la
lectura del libro primero de los Reyes,
la palabra de Dios le dijo que Dios va a pasar en su presencia. En nuestro encuentro con Dios en las
sagradas escrituras, muchas veces Dios se manifiesta a los hombres con poder y grandeza. Nosotros, como
seres humanos, estamos cautivados en esta vision de la grandeza de Dios. En el
libro primero de los Reyes, Dios pasó ante Elías cuando él se refugiaba en una
cueva del monte. Elías estaba buscando la presencia de Dios en su grandeza: en
el viento impetuoso, en el terremoto poderoso, y en la tormenta terrible.
Pero, Dios no estaba en estos momentos de poder
– El estaba en un momento de silensio, en una suave brisa. Muchas personas en
nuestro mundo moderno estan buscando a Dios en los momentos grandes de nuestra
vida. Pero, muchas veces, Dios está presente en los momento de silencio y en
los momentos ordinarios de nuestra vida.
Pero, en nueustro Evangelio de hoy de San Mateo,
Cristo estaba presente a los discípulos en una manifestación de poder y en sus
capacidades como Dios. Los discípulos le encontraban en medio de la tormenta en
el lago, cuando Jesús estaba caminando por las aguas. Los discípulos tuvieron
miedo en este momento – se perdieron su fe en Dios y en Jesuscristo. Jesús
subió a la barca, y el viento se paró.
Los discípulos conocieron la identidad de Cristo en este momento, y se
postraron ante El.
Muchas veces, somos como los discípulos. Es como no reconocemos la identidad de
Jesucristo en la manera que vivimos nuestra vida de fe. Muchas veces, somos como Pedro, con una fe
comenzado y superficial, con una fe llena de duda y temor. Muchas veces, podemos decir – Si, tengo fe en
mi Dios, pero no estoy cierto. Tengo
dudas. Tengo miedo. Pero, la presencia
de Dios es siempre con nosotros en nuestra viaje de fe. Puede ser como una suave brisa o una tormenta
grande.
En su encuentro con Dios, Elías recibió el
coraje para cumplir su misión como profeta de Dios. Los discípulos crecieron en
su fe, en su conocimiento de la identidad de Jesucristo como nuestro
Salvador. Ellos recibieron la fe para
seguir en los caminos de la la misión de Cristo. Y nosotros tambien debemos
escuchar a la voz de Jesús en nuestra vida, a su presencia que está con
nosotros.
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