El cuento en el Evangelio de hoy es mas
de un milagro que Jesús hizo en la multiplicación de los panes y los
peces. La muchedumbre estaba buscando algo.
La muchedumbre tenía hambre, y ella estaba buscando algo para llenar esta hambre. Pero, ellos estaban buscando un Salvador, un
Mesías, un centro de su espiritualidad. Nostoros,
los hombres de nuestro mundo moderno, buscamos algo tambien.
Buscamos algo para satisfacher la hambre en nuestro espiritu, la hambre
en nuestro corazón.
Hoy,
como un don de Dios, tenemos el milagro de la Eucaristia, el milagro de su
cuerpo y su sangre. Hoy en la misa
recibimos a Cristo como alimento de nuestra vida nueva. Estamos unidos en la Iglesia, en la
Eucaristia. Estamos unidos como el
Cuerpo de Cristo en el mundo, el Cuerpo de Cristo para continuar sus obras
aqui. Los discípulos han mirado la
muchedumbre y ellos tenían miedo – ellos querían dispersar la muchedumbre
porque ella tenía hambre. Jesucristo no
quería dispersar la muchedumbre. Al
contrario, Jesus quería unir. ¿Y nosotros? ¿Qué vamos a hacer?
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