En
las épocas antiguas, si alguien tenía un tesoro o algo valioso, esta person
puso este tesoro bajo de la tierra para esconderlo. En el Evangelio, una persona escondió su
tesoro en un campo. Este tesoro escondido era su mayor riqueza, mas importante
que cualquiera cosa en su vida. Jesús
nos explica en esta parábola que el reino de Dios es este tesoro para
nosotros.
Cada persona tiene algo de valor en su
vida. Necesitamos decidir cual es nuestro tesoro. Nuestro tesoro puede ser muchas cosas – puede
ser nuestras riquezas materiales, nuestro trajabo, nuestra reputación, el
poder, la popularidad, o la fama. O nuestro tesoro puede ser la vida nueva que
tenemos en Jesucristo, en el reino de Dios que es una realidad en nuestro
mundo.
Antonio Machado era un poeta de
España. El escribió un poema sobre un
tesoro que él no reconocía. Machado
escribió:
Llamó
a mi corazón, un claro día,
con
un perfume de jazmín, el viento.
(El
viento dijo:) —A cambio de este aroma,
todo
el aroma de tus rosas quiero.
(Yo
dije:) —No tengo rosas; flores
en
mi jardín no hay ya; todas han muerto.
(Pues
el viento dijo:) Me llevaré los llantos de las fuentes,
las
hojas amarillas y los mustios pétalos.
Y
el viento huyó... Mi corazón sangraba...
Alma,
¿qué has hecho de tu pobre huerto?
Si tenemos nuestro tesoro en las cosas
del mundo, no tenemos nuestro tesoro en el reino de Dios. ¿Si no cuidamos nuestra alma, nuestro
espiritu, nuestro corazon, en verdad que tenemos?
Es muy apropiado que estamos hablando
sobre el tesoro que tenemos en el reino de Dios, porque tenemos dos jovenes de
nuestra comunidad que van a recibir la Eucaristía por la primera vez esta
tarde. La Eucaristía - la presencia de
Jesucristo en su cuerpo & su sangre – es un tesoro para nuestra vida
espiritual. Estamos muy felices para
celebrar con estos jovenes y su familia hoy dia. Es un dia muy gozoso para ellos y para
nosotros.
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