Tuesday, December 4, 2012

12/9/2012 – Segundo domingo de adviento – Lucas 3,1-6


      Estamos en el segundo domingo de adviento, en las semanas de preparación para el nacimiento del Niño Jesús.  En el Evangelio de hoy, el mensaje de Juan el Bautista nos ayuda con nuestras preparaciones y con nuestra espera.  
       El mensaje de Juan el Bautista es único.  El no anuncia su mensaje en el templo o en las escuelas de Jerusalén, pero en el silencio y la simplicidad del desierto de Judea, en la soledad de este ambiente.  En su proclamación, Juan grita en el desierto: Preparen el camino  del Señor, hagan rectos sus  senderos.
       Para la gente en estos días, Juan era aquel de quien los profetas de Israel han dicho – Una voz clama en el desierto.  Juan era un profeta muy extraño – iba vestido de ropa hecha de pelo de camello, al cual se sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero.  La gente fue al desierto al rio Jordán donde Juan los bautizada, donde ellos confesaban sus pecados. 
       Para nuestra preparación en estas semanas del adviento, no podemos olvidar que la preparación del camino del Señor que Juan anunció implica arrepentimiento y confesión sincera. 
       Para arrepentirse, una persona necesita un corazón lleno de sinceridad y autenticidad y humildad.  Juan es muy fuerte con los judíos de Israel con su hipocresía.  Juan predica un bautismo de  penitencia para el perdón de los  pecados.
       Muchas personas en nuestro mundo moderno, muchos cristianos también, viven en una manera donde no quieren cambiar, donde no miran las posibilidades de crecer en nuestra espiritualidad y en nuestra fe.  Cada persona puede contestar estas preguntas: ¿Vivo yo en una actitud de arrepentimiento? ¿Qué elementos falto yo en mi vida de fe para tener una conversión auténtica a Cristo?
       Escuchamos muchas voces en nuestro voces.  Pero en las semanas del adviento, la voz de Juan, hijo de Zacarías, grita en el desierto, grita en nuestros  corazones.  ¿Estamos escuchando esta voz? 

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