Este domingo, continuamos a escuchar el sexto capitulo del Evangelio de
San Juan. Esta lectura nos enseña mucho
sobre nuestra fe católica – es por qué escuchamos muchas lecturas de este
capitulo este mes de agosto.
Jesús explica a sus discípulos que El es el pan de vida, que
su carne y su sangre son la verdadera comida y la verdadera bebida que nos dan
la vida eterna, que Cristo permanecerá en nosotros, y que permaneceremos en El,
si recibiremos su cuerpo y su sangre.
Hoy, en el Evangelio, escuchamos dos respuestas muy diferentes a las
palabras de Jesucristo. Unos de sus
seguidores quieren huir después de escuchar su mensaje, otros quieren continuar
el camino como sus discípulos, creyendo que El es el santo de Dios. ¿Qué podemos decir sobre el Evangelio de hoy? En verdad, tenemos alternativas en nuestra
vida de fe. También, necesitamos
reflexionar sobre la perspectiva que tenemos en nuestra fe y en las enseñanzas
de Cristo. Y necesitamos tener
conciencia sobre la gracia de Dios que está presente en nuestras vidas de
fe.
En la lectura de Josue, tenemos una
vista de las alternativas que tenemos.
Josue explica a su pueblo que puede servir al Dios verdadero de sus
abuelos, o puede servir a los dioses paganos de sus vecinos. Nosotros, como seguidores modernos de Cristo,
tenemos muchos dioses terrestres que podemos servir, como los dioses de
riquezas materiales o logros terrenales, de los dioses de poder y interés
propio, de los dioses de placer y diversión, o los dioses de orgullo y
vanidad. Nuestra fe católica nos dice
que solo hay una alternativa para nosotros – nuestro Señor, Jesucristo, el
maestro verdadero. No haremos este
elección una vez en nuestra vida – necesitamos confirmar esta elección diaria
con nuestras palabras, nuestros pensamientos, y nuestras acciones. Necesitamos
abrir nuestros corazones al proceso de conversión y reanudación en nuestra vida
espiritual.
Si,
hay dos perspectivas en el Evangelio de hoy.
Después de escuchar las palabras de Jesús, que con el pan del cielo
ellos pueden vivir para siempre, muchos discípulos dijeron que su mensaje es
muy duro - ¿quién puede
escucharlo? Ellos no pueden aceptar el
desafío en este mensaje. Pero, hay otro
grupo de discípulos que tiene otra perspectiva.
En estas palabras, este grupo reconoce la vida eterna que existe en
Dios. Pedro reconoce a Jesús como el
santo de Dios. Cuando Jesús pregunta a
Pedro si él quiere huir también, Pedro responde: “¿a quién iré?” Pedro se da cuenta que no hay otro maestro,
no hay otro guía espiritual para él.
Hay dos grupos de discípulos en el
Evangelio con dos perspectivas muy diferentes – y hay perspectivas diferentes en
nuestro mundo moderno también. Como católicos,
tenemos el desafío para mirar nuestras vidas y nuestro por la lente de nuestra
fe en lugar de la perspectiva de nuestra sociedad secular. Muchas veces, no estamos de acuerdo con los
valores de nuestro mundo. Podemos huir,
pero tenemos el desafío para quedar con Jesús.
Jesús explica - "Por eso les he
dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede" No podemos hacerlo solitos – necesitamos la
gracia de Dios para ayudarnos en nuestro viaje.
Celebramos al Eucaristía cada domingo como una comunidad de fe para
darnos esta gracia y la comida espiritual.
La Eucaristía nos sostiene y no alimenta en nuestro viaje de fe. Podemos tener una vida autocomplaciente y
estancada. Podemos hacer los movimientos
de vivir en nuestra fe sin desafíos y sin vida nueva.
Con la
gracia de Dios, podemos abrir nuestros mentes a su presencia en nuestra
vida. Por la gracia de Dios, por nuestra
fe católica, tenemos una relación con Jesucristo. En nuestra relación con Cristo, necesitamos
el arrepentimiento y la conversión para crecer y para aprender. Como Pedro, si
creemos en las palabras de Jesús como las palabras de vida eterna, necesitamos
quedar con El.
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