Wednesday, November 20, 2019

24 de noviembre de 2019 – La solemnidad de Jesucristo, el Rey del Universo - Lucas 23: 35-43


      Tenemos mas de un mes para terminar el año de 2019 y para celebrar el año nuevo.  En 30 día, el 24 de diciembre, celebramos la Noche Buena y el nacimiento de Nuestro Señor.  Sin embargo, hoy celebramos el ultimo domingo del año litúrgico: la solemnidad de Jesucristo, el Rey del Universo.
     Cuando penamos en los reyes y en sus reinos, seguramente, pensamos en los reyes que existen en nuestro mundo.  Aquí en la tierra, un rey es alguien quien tiene un imperio inmenso, con muchas riquezas, con un gran ejercito y con mucho poder.  Mucha gente en los Estado Unidos tiene mucho interés en la historia.  Me gusta aprender sobre la historia de la Inglaterra, con el Rey Enrique el Octavo del siglo XVI, con sus seis esposas y con muchas polémicas en su reino.  Como cristianos, sabemos que Cristo, el Rey del universo y nuestro Señor, es muy diferente de los reyes terrenales, que su reino es muy diferente también. 
     Hoy, el Evangelio de San Lucas viene de la narración de la pasión  de Cristo.  En esta narración, sabemos que Cristo no está aquí como los reyes terrenales o los presidentes o los gobernantes.  El vino con otro tipo de reino – un orden muy diferente para los seres humanos.  Este reino nuevo viene para darnos vida nueva, esperanza nueva, y un sentido de la gracia de Dios que tenemos ahora en nuestra vida de fe.  Este mensaje no es nuevo.  Los Evangelios de la Buena Nueva de Cristo en la Biblia habla mucho de las enseñanzas de Jesucristo sobre el Reino de Dios. 
     En el Evangelio de hoy, muchas personas se burlan de Cristo, su reino y sus valores.  Los gobernantes se burla de Jesús colocado en la cruz.  Los soldados son ignorantes del significado de Cristo y su reino.   Ellos dicen que Jesús necesita salvarse a si mismo si tiene tanto poder.  Sobre la cabeza de Jesucristo había una inscripción: “Este es el rey de los judíos”.  No era un honor, pero un insulto sarcástico.  Pero, uno de los malhechores crucificados, “el buen ladrón,” entiende la identidad de Cristo y la realidad de su reino.  El buen ladrón muestra su compasión y su amabilidad a Cristo, pero con un reconocimiento de su proprio mala conducta, y el poder de Cristo de salvar. El buen ladrón quiere otra oportunidad – quiere entrar al reino de Dios.   
      Los judíos crucificaron a Cristo en la cruz por su mensaje, por el orden nuevo que proclamó sobre el reino de Dios.   Jesús desafió el orden que existe en los reino terrenales, que existe en los sistemas de poder y fuerza.  Lo hizo sin afirmar el poder de él mismo, pero con una declaración del reino de Dios – un reino de paz, amor y misericordia.  Cristo no quiso buscar la venganza por su muerte sobre la cruz.  Al contrario, él quiso traer la gracia de Dios, el perdón, y la salvación al mundo.  Con su reino, Cristo nos da una oportunidad nueva, un vida nueva, una chance nueva.  Aunque en las aguas de nuestro bautismo, en la vida nueva que tenemos, todavía necesitamos viajar en el camino de la conversión y la renovación, para buscar el perdón, la paz, y la reconciliación en nuestras relaciones con Dios y con nuestros hermanos.  ¿Dónde existe la oscuridad en nuestra vida que necesita entrar a la luz del reino de Dios? 
En verdad, Cristo es el Rey del Universo.  Él reina en su reino nuevo.  Él nos ofrece la entrada a este reino.  Pero, debemos dar el reino de Dios una realidad en nuestra vida.  En nuestro camino como discípulos de Cristo, ¿como podemos invitar al reino de Dios en nuestro camino diario? 

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