Hoy, celebramos la tradición de “la presentación” de un niño de tres años. Sin duda, la fuente de esta tradición es la presentación del niño Jesús en el Templo en Jerusalén cuarenta días después de su nacimiento. En México, este día de la presentación de Cristo en una celebración especial - las familias asisten a una misa especial como celebramos hoy esta mañana en nuestra parroquia de St James. En México, a esta ocasión, muchas familias llevan estatuas del niño Jesús a la iglesia para bendecirlas. En la fiesta de la presentación en la Iglesia, María y José llevaron a su niño en sus brazos al Templo, no solo según la ley de Moisés, pero como testigos de la divinidad de su hijo.
Para la Virgen María, la entrega de su hijo en el Templo era mas de un ritual – hoy mas de un ritual también. El significado de esta presentación del niño Jesús es su entrega para la redención y la salvación del mundo, una entrega de la madre de Jesús a la voluntad del Padre. Escribió San Bernardo sobre la presentación – “La Virgen Bendita, ofrece su hija a Dios Padre como el fruto de tu vientre para nuestra salvación, la víctima quien es agradable a Dios.” Cristo dice que necesitamos un corazón como un niño para aceptar el reino de Dios en nuestra vida, para comprender con gozo y alegría su mensaje y su Buena Nueva.
En la presentación de hoy, necesitamos entender que celebramos. La presentación de este niño hoy no es una substitución por el bautismo. La presentación no es una celebración del cumpleaños del niño de tres años, la excusa para tener una fiesta. Esta presentación es importante porque es un momento santo con Dios, es un momento de bendición con la comunidad de fe, un mensaje que ustedes dan a su hija – que dan al mundo. El momento de esta presentación es un momento catequístico para esta familia y para nuestra comunidad de fe. Es una presentación de esta niña a nuestra comunidad de fe, un compromiso con Dios.
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