Amós era un hombre sencillo. Era trabajador que vivió en reinado del rey Ozías en Judá en el octavo siglo antes del nacimiento de Jesucristo. Amós era pastor y una cosechadora de las higueras. En Israel, los ricos prosperaron y se amasaron muchas riquezas, pero no se preocuparon por la vida de los obreros pobres de su sociedad. La corrupción y las injusticias eran comunes en esa sociedad. E. Dios llamó a Amós para ser su profeta en medio de esta realidad, para llamar la atención a estas injusticias. Amós llamó al pueblo a la misericordia, la compasión y la integridad. Él declaró que Dios no aceptaría la explotación de los débiles y vulnerables de la sociedad.
Al igual del mensaje del profeta Amos, las lecturas de hoy nos ayudan a reflexionar sobre la forma en que estamos llamados a ser administradores prudentes de los dones y los talentos que tenemos como discípulos de Cristo. No podemos ser administradores prudentes como discípulos de Cristo si no crecemos y aprendemos constantemente en nuestro camino de fe. Hoy, el tercer domingo del mes de septiembre es el Domingo catequético. Reconocemos la importancia de las clases de la doctrina y la formación en la fe y los hombres y mujeres que sirven a nuestra comunidad como líderes en estos programas. El domingo catequético es una gran oportunidad para todos nosotros para reflexionar sobre el papel que cada uno de nosotros tiene, en virtud de nuestro bautismo, a proclamar la fe a nuestro prójimo y para ser testigos de la Buena Nueva de Jesucristo. Hoy, nuestra comunidad de fe de St James tiene la oportunidad de dedicarnos a esta misión.
El tema de del Domingo Catequético es: “La oración: La fe orada.” Cada domingo en las lecturas del Evangelio, escuchamos acerca de Jesús proclamando el reino de Dios, ayudando a las personas en los de la márgenes de la sociedad, curando a los enfermos y enseñando sobre los valores del reino de Dios en los cuentos y las parábolas, como la parábola hoy sobre el administrador astuto. También oímos a menudo acerca de Jesús en oración, acerca de la forma en que él siempre tenía tiempo para tener una relación con Dios el Padre. De hecho, los discípulos de Cristo observaban con frecuencia su maestro en oración en la mitad de sus viajes. Los discípulos tenían ganas para aprender de Cristo una nueva manera para orar. Durante este año de formación religiosa, podamos aprender mucho sobre la oración, para tener un compromiso más profundo y más fiel a la oración, en privado y con nuestra comunidad, en comunión con la vida sacramental de la Iglesia. La Madre Teresa de Calcuta, una miembra de la comunidad de santos, dijo esta palabras: “Yo creía que la oración podía cambiar las cosas, pero ahora yo sé que la oración nos cambia y nosotros cambiamos las cosas.” Si, la oración puede afectar a los cambios en nosotros en formas que nunca podríamos imaginar. La oración puede ayudar a discernir la voluntad de Dios en nuestras vidas, para crecer más cerca de Dios y con nuestros hermanos y hermanas. En el espíritu de oración y de Domingo catequético de hoy, vamos a dar una bendición especial a nuestros catequistas hoy.
Pero, no podemos olvidar eso: Nosotros en nuestra parroquia tenemos una gran responsabilidad en nuestras clases de la doctrina y en la formación de la fe. Sin embargo, la Iglesia Católica enseña eso: “Los padres tienen el papel principal para educar sus hijos en la fe.” Los padres deben ser los primeros maestros en la fe y los mejores maestros en la fe a sus hijos. Además, la Diócesis de Jackson establece lo siguiente: "Los padres y la parroquia deben colaborar en la preparación sacramental y la educación religiosa de los niños y los jóvenes.” Si no colaboramos juntos en esta misión, nuestro programa de educación religiosa no tendrá éxito.
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