Podemos ir a la misa cada domingo en nuestra
parroquia para celebrar con nuestra comunidad de fe. En la celebración eucarística, podemos aprender
mucho sobre nuestro Señor Jesucristo, sobre su vida, sus milagros, sus
promesas, y su proclamación del reino de Dios. Pero, todo de eso es nada si no creemos en la
salvación que tenemos en su muerte y su resurrección.
La resurrección de Jesucristo que celebramos este
Domingo de Pascua es para nosotros la fundación de nuestra fe. María Magdalena fue con los otros a la tumba de
Cristo en las tinieblas de la mañana. El
sepulcro era vacío. Anunció ella a los discípulos – “Se han llevado
del sepulcro al Señor y no sabemos donde lo habrán puesto.” María Magdalena y sus compañeros eran testigos de
la resurrección, pero en este momento, no se daban cuenta sobre esta realidad
en su plenitud. La resurrección es la fundación de nuestra esperanza
y la base de toda la vida moral del cristiano. Ser cristiano es vivir realmente en la
profundidad y la realidad maravillosa del Misterio Pascual de Cristo.
Hay muchas personas en nuestro mundo que no creen
en el milagro de Pascua, en el milagro de la resurrección. ¿Entonces, cómo podemos hablar hoy a nuestro
mundo de la resurrección del Señor?
¿Cómo podemos proclamar esta realidad? Creer en la resurrección es creer en algo que
sólo Dios puede hacer. La resurrección nos da vida en una realidad
nueva.
E. La creencia en la resurrección y su realidad en
nuestra vida sólo tiene explicación desde la muerte y la experiencia de la
resurrección del Señor. Es inútil tratar de explicar la resurrección de Jesucristo a una
persona que no caminaba con Él por los caminos de la fe, que no reunía sus
cruces que la Cruz de Jesucristo. Comprender la realidad de la resurrección
significa haber aceptado la vida que muere en la cruz para esperar una vida
nueva más allá de la muerte. Creer en la resurrección es creer en las promesas
de Cristo y tener esperanza en ellas.
Pero, en verdad, que es la resurrección? Es el triunfo del amor que es más fuerte que la
muerte. Es empezar de nuevo de otra manera, desde otra
realidad. Esta realidad no existe solo con nuestra inteligencia
sino con la fuerza de la fe. Es increíble porque sólo Dios es quien lo puede
hacer.
Como creyentes en nuestro Señor, nuestro Salvador,
no nos quedamos solamente en la visión material de nuestra existencia en el
mundo. Es la creencia en algo mas. Vivir en la resurrección de Jesucristo es tener
gozo y nueva vida. Nunca más la muerte va a tener la última
respuesta. Nosotros como seguidores de Cristo tendremos un
horizonte más allá del horizonte de nuestra vista en el presente. Nosotros como seguidores de Cristo tenemos
nuestro Señor como nuestro luz. Es
nuestra realidad.
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