Cuando emprende un viaje a un lugar desconocido,
primero, nos informamos y consultamos el mapa o el internet
o nuestro teléfono celular para indicar las rutas, las salidas, y las
distancias de nuestro viaje. Esta información es necesario para viajar a un
destino nuevo. Pero, mas necesario aun es saber a donde se
va.
Como cristianos, comenzamos nuestro viaje
cuaresmal esta semana. ?Pero, sabemos en que ruta estamos? ?Sabemos a donde vamos? Algo que no esta señalado en el mapa de carreteras
o por el internet es el lugar llamado tentación, y tentación es también una
parte del viaje en nuestra vida de fe. Este viaje cuaresmal es el de la vuelta a la casa
de nuestro Padre por la ruta de Jesús. Jesús es la carretera que nos lleva a la casa de
Dios.
Jesús, también, consultó un mapa para conocer la
voluntad de Dios en su vida y para hacer el camino de Dios. El Evangelio dice: “El Espíritu impulsó a Jesús a
retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por
Satanás.” Como Jesús,
nosotros consultamos el mapa del Espíritu, nos dejamos guiar por el Espíritu,
escuchamos al Espíritu, nos purificamos con el fuego del Espíritu, y vencemos
al cansancio del camino de nuestro viaje con la fuerza del Espíritu.
Jesús sufrió los ataques y las tentaciones de
Satanás en su viaje hacia el Padre como cualquiera de nosotros. Jesús, como nosotros, sufrió la tiranía del
cuerpo, de sus necesidades y urgencias – el hambre, el cansancio, la desilusión,
el abandono. Pero, Jesús vino a enseñarnos que solo hay un
Dios al que adorar y servir. El nos enseña a dejar los dioses falsos que
ocupan nuestros corazones y a hacer el camino cuaresmal solo con Dios.
?Cuando no sabemos donde estamos, que mapa vamos
a consultar? ?Cuando estamos tentado, a que nombre vamos a
invocar? ?Cuando olvidamos de donde vamos, a quien vamos a
preguntar? Dejémonos conducir por el Espíritu Santo.
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