Venimos hoy como hijos de Dios para comenzar la temporada de Cuaresma, un tiempo de conversión y preparación. El Miércoles de Ceniza es una de las celebraciones litúrgicas más popular del año, con personas empacando las iglesias como lo hacen en la navidad y la pascua. La conmemoración de Miércoles de Ceniza tiene mucho significado por los miembros de la Iglesia.
Cuando Jesús nos llama a la oración, el ayuno y las obras de caridad en nuestro Evangelio hoy, los tres discípulos importantes de la Cuaresma, escuchamos a Pablo declarando en su segunda carta a los corintios que estamos llamados a ser embajadores de Cristo, llamando a nuestros hermanos para reconciliarse con Dios en el nombre de su hijo, Jesucristo. Pero para ser verdaderamente embajadores de Cristo, esta temporada de Cuaresma nos llama a reflexionar sobre el papel de Cristo en nuestro camino de fe y la renovación y conversión en Cristo a la que estamos llamados. Hoy, miércoles de ceniza, comenzamos esta temporada santa cuando la Iglesia nos invita a mirar más profundamente en nuestras vidas y preguntarnos si realmente estamos viviendo nuestra vocación como discípulos de Cristo a los que Dios nos llama. Estamos llamados a mirar nuestra vida de oración, para ver si nuestras experiencias de oración nos llevan a una comunión más profunda con Cristo, dejando que su presencia se manifieste en nuestras palabras y nuestras acciones. Estamos llamados a mirar el ayuno y los sacrificios que deseamos emprender en nuestra fe, cómo nuestros excesos se están convirtiendo en obstáculos para nosotros en nuestro camino de fe. También estamos llamados a mirar nuestras obras de caridad y generosidad, a quienes contactamos con nuestro prójimo con misericordia, bondad y amor, cómo estamos sirviendo a Dios y a nuestros hermanos en nuestras vidas. También estamos llamados al perdón durante esta temporada santa de Cuaresma. El perdón puede ser una de las cosas más difíciles que hacemos como seres humanos. Me encanta este dicho del poeta inglés Alexander Pope del siglo XVIII: "Errar es humano; perdonar, divino". Si podemos explorar la lección importante de esta temporada de Cuaresma que solo con la ayuda de Dios realmente podemos perdonar, será un aprendizaje importante para nosotros durante estas semanas.
Pero, para ser realmente discípulo de Cristo y embajador de Cristo, no debemos esforzarnos hacia este ideal por nuestros propios esfuerzos y nuestros propios méritos. El Espíritu Santo está con nosotros hoy el Miércoles de Ceniza y durante las semanas de esta temporada santa para guiarnos y transformarnos. Estamos llamados a reconocer que las palabras del salmo de hoy realmente pueden penetrar nuestras vidas durante esta temporada santa: “Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni retires de mí ti santo espíritu.” Pero estas semanas de Cuaresma no serán pesimistas para nosotros. La Cuaresma puede ser verdaderamente una temporada de gozo evangélico donde abrimos nuestros corazones, donde el Espíritu Santo puede trabajar en nuestros. Nuevamente, prestemos atención al consejo de nuestro salmo hoy, mientras le pedimos a Dios que nos dé la alegría de la salvación y su espíritu de voluntad para sostenernos hoy el Miércoles de Ceniza y en las próximas semanas.
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