Saturday, January 9, 2016

10 de enero de 2016 – el bautismo de nuestro Señor – Lucas 3, 15-16, 21-22

       Hoy, terminamos la temporada de navidad con la celebración del Bautismo del Señor. Todos sabemos que el sacramento del bautismo es el sacramento de la iniciación a la Iglesia y la puerta de la entrada a nuestra fe. Cuando yo estaba en el proceso de RICA antes de convertirme al catolicismo, me recuerdo que conversamos sobre el significado del bautismo de Jesús.  Juan el Bautista llamaba al pueblo de Israel para tener el bautismo y para arrepentirse de sus pecados y para prepararse para la venida del Mesías.  Sin embargo, Jesús mismo era el Salvador cuyo camino Juan el Bautista preparaba. Jesús, en efecto, no tenía pecados que necesitaban el arrepentimiento.  Sin embargo, Jesús vino a las aguas del río Jordán para ser bautizado.  El bautismo de Jesús muestra su solidaridad con la humanidad pecadora.  Jesús revelaba a sí mismo como parte de la unidad de la Santísima Trinidad, como la voz del Padre vino de los cielos para proclamar a Jesús como su hijo, como el Espíritu Santo descendía como una paloma para bendecir su bautismo y su ministerio. Como celebramos la Buena Nueva que Jesús se anunció al mundo en la visita de los Reyes Magos a Jesús y la Sagrada Familia y celebramos las gracias que recibimos de Dios a través de Jesús y por las aguas de nuestro bautismo, seguimos aprendiendo los milagros de navidad que celebramos el 25 de diciembre.
       Jesucristo, Dios hecho carne, nacido en nuestro mundo en el pesebre de Belén, es la puerta donde podemos entrar en la vida de fe.  Tenemos estas nuevas puertas en nuestra iglesia aquí en Tupelo este año.  Estas puertas hace una diferencia en el ambiente de nuestra misa.  El Papa Benedicto XVI escribió la carta apostólica “Porta Fidei” - la puerta de la fe.  El Papa explicó que la puerta de la fe está siempre abierta para nosotros, marcando el comienzo de la vida que tenemos con Dios y que nos ofrece la entrada en su Iglesia.  Cruzamos el umbral de la puerta de la fe en que la palabra de Dios es proclamada y cuando nuestros corazones nos permiten de tener transformación en la gracia de Dios.  Para entrar en la puerta de la fe, para recibir la nueva vida en Cristo a través de las aguas del bautismo, entramos en un camino que necesita durar toda la vida.
       El Año de Misericordia comenzó con una puerta abierta también.  Hay una Puerta Sagrada en la Basílica de San Pedro en Roma.  Esta puerta estaba cerrada por un muro de ladrillos desde el último Año de jubileo en el 2000.
Los trabajadores eliminado la pared de ladrillo por ladrillo.  Las puertas sólo se abren durante el año del jubileo para que los peregrinos pueden entrar para ganar la indulgencia plenaria en el jubileo.  Tenemos una puerta sagrada de Jubileo en nuestra catedral en Jackson que tiene un significado especial para los fieles de nuestra diócesis de este año para que podamos ir en peregrinación. En el simbolismo de una puerta en nuestra vida, simbolismo la eliminación de los obstáculos que tenemos en nuestra vida de fe.  Durante este Año de Misericordia, oremos que los obstáculos de debilidad personal, la tentación y el pecado serán eliminados de manera que vamos a tener una santa unión con nuestro Señor.
       El Papa Francisco, reflexionando sobre el significado de la Puerta Santa, afirmó que "es una puerta que se abre en la Iglesia con el fin de llegar a aquellos que por diversas razones están muy lejos."  El Papa invita a las familias a abrir sus puertas "al encuentro de Jesús, que nos espera con paciencia, y quiere traernos su bendición y la amistad."  El Papa afirma: Una Iglesia que no da la bienvenida o una familia que se cierra en sí misma sería una terrible realidad que va en contra del mensaje del Evangelio de Cristo y hace el mundo más vacío y seco.  Durante este Año de la Misericordia, la Iglesia nos anima a ser mas misericordiosos como el Padre.  En este año, tenemos la llamada de hacer sacrificios y hacer obras de misericordia a nuestro prójimo.  Tendremos una gran cantidad de oportunidades para hacer esto aquí en nuestra parroquia de St James.  Necesitamos animar a todos los diferentes grupos y ministerios dentro de nuestra parroquia para llegar a los otros en nuestra parroquia y en nuestra comunidad en las obras de misericordia.  Todos sabemos los que no van a la misa frecuentemente o que están alejado de la fe católica.  ¡Qué maravilloso sería para llegar a esas familias en este Año especial de la Misericordia?  La puerta de la fe está abierta para hacer una transformación en nosotros.  Las aguas de nuestro bautismo están aquí para ayudarnos a vivir nuestra fe. Tenemos esta invitación para ser misericordiosos como el Padre.  No podemos dejar esta invitación. 



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