Hoy, terminamos la temporada de navidad con la
celebración del Bautismo del Señor. Todos sabemos que el sacramento del bautismo es
el sacramento de la iniciación a la Iglesia y la puerta de la entrada a nuestra
fe. Cuando yo estaba en el proceso de RICA antes de
convertirme al catolicismo, me recuerdo que conversamos sobre el significado del
bautismo de Jesús. Juan el
Bautista llamaba al pueblo de Israel para tener el bautismo y para arrepentirse
de sus pecados y para prepararse para la venida del Mesías. Sin embargo, Jesús mismo era el Salvador cuyo
camino Juan el Bautista preparaba. Jesús, en efecto, no tenía pecados que
necesitaban el arrepentimiento. Sin embargo, Jesús vino a las aguas del río
Jordán para ser bautizado. El bautismo de Jesús muestra su solidaridad con
la humanidad pecadora. Jesús revelaba a sí mismo como parte de la unidad
de la Santísima Trinidad, como la voz del Padre vino de los cielos para
proclamar a Jesús como su hijo, como el Espíritu Santo descendía como una paloma
para bendecir su bautismo y su ministerio. Como celebramos la Buena Nueva que Jesús se
anunció al mundo en la visita de los Reyes Magos a Jesús y la Sagrada Familia y
celebramos las gracias que recibimos de Dios a través de Jesús y por las aguas
de nuestro bautismo, seguimos aprendiendo los milagros de navidad que
celebramos el 25 de diciembre.
Jesucristo, Dios hecho carne, nacido en nuestro mundo
en el pesebre de Belén, es la puerta donde podemos entrar en la vida de fe. Tenemos estas nuevas puertas en nuestra iglesia
aquí en Tupelo este año. Estas puertas hace una diferencia en el ambiente
de nuestra misa. El Papa Benedicto XVI escribió la carta
apostólica “Porta Fidei” - la puerta de la fe. El Papa explicó que la puerta de la fe está
siempre abierta para nosotros, marcando el comienzo de la vida que tenemos con
Dios y que nos ofrece la entrada en su Iglesia. Cruzamos el umbral de la puerta de la fe en que
la palabra de Dios es proclamada y cuando nuestros corazones nos permiten de
tener transformación en la gracia de Dios. Para entrar en la puerta de la fe, para recibir
la nueva vida en Cristo a través de las aguas del bautismo, entramos en un
camino que necesita durar toda la vida.
El Año de Misericordia comenzó con una puerta
abierta también. Hay una Puerta Sagrada en la Basílica de San
Pedro en Roma. Esta puerta estaba cerrada por un muro de ladrillos desde el
último Año de jubileo en el 2000.
Los trabajadores eliminado la pared de ladrillo por
ladrillo. Las puertas sólo se abren durante el año del
jubileo para que los peregrinos pueden entrar para ganar la indulgencia
plenaria en el jubileo. Tenemos una puerta sagrada de Jubileo en nuestra
catedral en Jackson que tiene un significado especial para los fieles de
nuestra diócesis de este año para que podamos ir en peregrinación. En el simbolismo de una puerta en nuestra vida,
simbolismo la eliminación de los obstáculos que tenemos en nuestra vida de fe. Durante este Año de Misericordia, oremos que los
obstáculos de debilidad personal, la tentación y el pecado serán eliminados de
manera que vamos a tener una santa unión con nuestro Señor.
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