Thursday, October 16, 2014

10/19/2014 – Homilia - El XXIX Domingo del Tiempo Ordinario – Mateo 12:15-21

       Hoy, escuchamos un enseñanza de Jesús en su encuentro con los fariseos.  Este encuentro nos presenta la hipocresía y la superficialidad de los fariseos en comparación de la sinceridad y gentileza de Jesucristo.  Para mi, es muy interesante que los fariseos siempre quieren atrapar a Jesús con sus preguntas.  Ellos no quieren avanzar en sus vidas de fe, o crecer en sus relaciones con Dios, o aprender mas sobre Dios.   Siempre, los fariseos y los escribas quieren dañar el ministerio de Cristo y la proclamación de su reino.  En lugar de atrapar a Jesús con nuestra preguntas y nuestras frustraciones, tenemos la llamada de dar alabanzas a Dios y de construir su reino aquí en nuestro mundo, en nuestra realidad.  
        En nuestra existencia como seres humanos en la imagen de Dios, debemos alabar y glorificar a Dios como una reflexión de la dignidad que El amerita.  Somos creado en esta imagen divina, y por eso, nuestra vida debe ser un cántico de alabanza para Dios.  San Agustín explicó sobre el Evangelio de hoy: “Así como el César exige su imagen en tu moneda, así del mismo modo, Dios exige su propia imagen en tu alma. Da a César -dice- aquello que es del César. ¿Qué cosa exige el César de ti? Su propia imagen. ¿Qué cosa te exige el Señor? Su propia imagen también. Pero la imagen del César está sobre la moneda, en cambio la imagen de Dios está en ti mismo – (es en tu alma y en tu cuerpo y en tu mente.) Si lloras cuando pierdes la moneda, porque has perdido la imagen del César ¿no deberías llorar cuando adoras a los ídolos porque injurian en ti la imagen de Dios?”
        Según Cristo en nuestro Evangelio de hoy, nosotros como seres humanos, debemos reconocer a Dios como el único Señor.  Si, es verdad, solo Dios debe ser nuestro Señor.  Y por eso, debemos darle gracias.  Necesitamos darnos cuenta que por la gracia de Dios, tenemos el don de nuestra existencia, el don de nuestra fe, con el don de nuestra redención y salvación.  Por estos dones, tenemos la llamada de darle gracias.  Nuestra vida debe ser una “acción de gracias” a Dios, con el amor del Padre que tenemos en nuestra relación con su Hijo.  Toda de nuestra vida es un don que tiene su origen en Dios.
         Dios nos dice hoy – “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.”  Son palabras muy sencillas, pero muy profundas también.  Pero, Cristo no nos dice que no necesitamos participar en el gobierno o en la vida de la sociedad.  El mensaje que ustedes deben escuchar en las palabras de nuestra Iglesia es el mensaje de justicia y solidaridad y unidad.  El nuevo Arzobispo de Chicago, Blase Cupich, explicó que la Iglesia nunca debe estar satisfecho que está haciendo lo suficiente si todavía hay problemas sociales en nuestra sociedad."  Según el Arzobispo: “Sería ingenuo por nuestra parte pensar que este es el Reino de Dios y hemos hecho lo suficiente. No podemos darle la lata acerca de estas cosas, pero tenemos que asegurarnos de que seguimos presionando hacia adelante y conversar con la gente en la verdad."
        Como testigos de Cristo en el mundo, tenemos la llamada de cambiar las leyes y las actitudes que son contra el Evangelio de la Vida, el respeto de la vida humana.  Ustedes como la comunidad hispana puede contribuir mucho a nuestra parroquia y nuestra sociedad en su compartir de su camino y sus experiencias. 

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