Friday, December 27, 2013

12/31/2013 – María, Madre de Dios – Números 6, 22-27; Lucas 2, 16-21

      Hoy, en el ultimo día de 2013, celebramos un año nuevo.  El primer de enero también es la jornada mundial de oración por la paz. Cada año en el primer día de enero, el Papa anuncia un mensaje de paz a toda la gente del mundo.  Cuando yo estaba en Roma con un grupo de jóvenes de nuestro diócesis en 2011, yo recuerdo esta experiencia de escuchar al mensaje de paz del Papa Benedicto.  También, en nuestra Iglesia Católica, en nuestra misa de hoy, celebramos la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. 
       En la primera lectura del Libro de los Números del Antiguo Testimento, escuchamos a una bendición que Dios da al pueblo de Israel.   Dice esta bendición: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz.” Dios expresa su fidelidad y su bondad a su pueblo con esta bendición.   La encarnación de Jesús en nuestro mundo, nacido de la Virgen María, es una bendición para todos los hombres.  Cuando María escuchaba el mensaje divino que los pastores han recibido, María conservaba este mensaje en su corazón y meditaba sobre su importancia.  Con su encarnación, con el papel de María en la historia de salvación, Dios está con nosotros. 
      En esta solemnidad de hoy, podemos reconocer que nuestra Iglesia Católica quiere comenzar el nuevo año las intercesiones de la Virgen María y  la protección de nuestra madre.  En el año 431, en el Concilio de Éfeso, en la ciudad de Éfeso donde la Virgen María ha pasado sus últimos años después de la muerte de Jesús, había la declaración que en Jesús había una única persona – una persona divina y humana al mismo tiempo -  por lo que bien podía afirmarse que: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios.”
     El título “Madre de Dios” es el titulo principal y más importante de la Virgen María, y de este título depende todos los demás títulos que ella tiene.  María es “Madre de Dios.” Y en nuestra vida de fe, en nuestra piedad popular en la Iglesia Católica, María es “Madre Nuestra.”  Por esta razón, con gozo y con fe, podemos comenzar este nuevo año con la protección y el cuidado de nuestra Madre.  Y en esta Jornada por la Paz le pedimos, sobre todo, que María, nuestra Madre y la Madre de Dios, nos enseña los caminos y los pasos para construir un mundo donde reine la paz, una paz fruto de la justicia y de nuestra fe. 



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