Thursday, October 25, 2012

10/28/2012 - Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario – Marcos 10, 46-52


El ciego se llama Bartimeo – El grita a Jesús cuando le ha visto caminando con sus discípulos.  El conoce en su corazón que Jesús es el Hijo de David.  Bartimeo grita – “Jesús – ten compasión de mi.”  Bartimeo conoce que tiene una oportunidad muy grande para tener curación en su vida.  Por la fe y la perseverancia de Bartimeo, él recibe una respuesta de Jesús – “Vete - tu fe te ha salvado.” 

Tenemos una llamada de fe con este cuento notable del Evangelio de Marcos.  Y este cuento tiene importancia en el tema de este mes de octubre.  Octubre es el mes de la Virgen María, pero también es el mes para respetar la vida como una parte esencial de nuestra fe católica.  El Papa Juan Pablo Segunda nos explica que nuestra proclamación del Evangelio de la Vida es importante en la cultura de la muerte que existe en nuestro mundo moderno.  La cultura de la muerte es una consecuencia del deseo de tener una vida conveniente que no tiene respeto para la vida humana. 

En el once de octubre de este año, celebramos el quincuagésimo aniversario del Concilio Vaticano Segundo, un concilio que explicó que necesitamos leer los signos de nuestra época, que necesitamos tener una influencia en nuestra cultura con nuestra fe.  Lamentablemente, este enero, observaremos un aniversario muy vergonzoso – el cuadragésimo aniversario de una decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos – la decisión de Roe contra Wade que hizo permitido el aborto en nuestro país.  Desde esta decisión, hemos visto un desgaste del respeto de la vida humana en nuestro país. 

En el Evangelio, Jesús explicó que Bartimeo puedo seguir por su camino, que su fe estaba su salvación.  En este momento que Jesucristo proclamó estas palabras, Bartimeo recibió la curación en su vida.  El tema del mes de respetar la vida este año es “la fe abre nuestros ojos a la vida humana en toda su belleza y su esplendor.”  El Papa Benedicto explica la fe es un viaje, una peregrinación, que el sendero del fe tiene etapas de penitencia y renovación.   Como peregrinos, necesitamos tener una transformación en nuestra vida de fe.  En el Evangelio de hoy, tenemos el ejemplo de Bartimeo en su camino de fe y en su curación.  Pero, necesitamos recordar que la fe no es una superstición, no es algo mágico. La creencia que Bartimeo tenía en su fe no es la razón única de su curación.   Jesús hizo su curación, y en su curación, Bartimeo recibió esta curación en su fe y en su vida.  Con el Evangelio de la Vida que Jesús proclamó en sus enseñanzas y en su vida, recibimos el Evangelio de la Vida en nuestros corazones.  Y recibimos las enseñanzas de Cristo de respetar la vida humana para seguirlas.  

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