Hoy es
el 24 de junio, el día de la natividad de
Juan Bautista. Desde las noticias que su
madre Isabel y su padre Zacarías recibieron, desde la visita de María a
su prima Isabel cuando ellas estaban embarazadas, estaba anunciado al mundo que
Juan tendría un papel muy especial en la historia de
salvación. Zacarías
estaba mudo por el poder de Dios cuando tenía
dudas sobre la voluntad de Dios en la vida de su familia. Dios restauró la
voz de Zacarías cuando él
puso el nombre de Juan a su hijo según la voluntad de Dios. Los amigos y los vecinos de Isabel y Zacarías
no pueden creer en la realidad del nacimiento de Juan – ellos reconocen que es
algo muy especial. Juan tenía
una personalidad muy travieso y muy fogoso, pero él
puso su energía en servicio a Dios, para ser profeta para Dios y para preparar
el camino de Jesús.
Nosotros,
los sacerdotes, tenemos el mandato de los obispos este fin de semana para predicar
la palabra de Dios sobre la importancia de la libertad religiosa que tenemos en
nuestro país en el contexto de la solemnidad de la natividad de Juan
Bautista. Juan trabajaba en el servicio
de Dios como su profeta, para preparar el camino de Jesús
en la mitad del poder del reino romano. Herodes tenían
miedo de Juan Bautista y de su mensaje – Juan fue a la cárcel y a su muerte por
la consecuencia de su predicación de su llamada de Dios. Herodes no quería escuchar a la verdad religiosa
en las palabras de Juan Bautista. Hoy,
en nuestro país, tenemos desafíos sobre nuestra
libertad religiosa. La fortaleza, la
diligencia, y la honradez de Juan Bautista son ejemplos muy buenos para
nosotros con nuestros desafíos.
Los
obispos dicen: “Los católicos y muchos otros grupos estadounidenses han
criticado fuertemente el reciente mandato del Departamento de Salud y Servicios
Humanos (HHS, sigla en inglés) que
requiere que casi todos los planes privados de
seguros médicos cubran los anticonceptivos, la esterilización y las drogas
abortivas. Por primera vez en nuestra historia, el gobierno federal obligará a
las instituciones religiosas a facilitar y pagar por algo que es contrario a
sus enseñanzas morales, pretendiendo definir cuáles instituciones religiosas
son ‘suficientemente religiosas’ como para ameritar una exención. La cuestión
es que si las personas e instituciones religiosas deben ser forzadas por el
gobierno a proveer tal cobertura aun cuando estas prácticas violen su
conciencia.”
Hoy,
en la celebración de la natividad de Juan Bautista, reconocemos que nuestra
libertad religiosa no es nuestra invención, no es algo que el gobierno puede
darnos o quitar como su capricho. La libertad
religiosa es un don de Dios, un gracia de Dios.
Nuestra país tiene la libertad religiosa como nuestra fundación – es una
insistencia de nosotros como católicos y como norte americanos. Como la insistencia de Juan Bautista en
Israel, afirmamos nuestro derechos como creyentes y seguidores de
Jesucristo.
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