Recientemente, yo leí un libro sobre los santos. La autora Anne Gordon dijo que hace muchos
años se daba cuenta que en su vida de fe necesita claridad sobre que creemos y
no creemos. Si no, es imposible para
vivir con convicción o intención o profundidad en nuestra vida de fe. Nuestra iglesia dice que necesitamos creer en la
Eucaristía, en la presencia verdadera del cuerpo y sacre de Cristo en la
Eucaristía, y como la Eucaristía es la fuente y la cumbre de nuestra vida de
fe, de que creemos como católicos. Es
nuestra creencia, pero necesita estar una realidad de nuestra vida diaria.
Los judíos celebran su Pascua cada año,
y es esta cena pascual judía que Jesús y sus discípulos celebran en el
Evangelio de hoy. Pero, Jesús cambió
esta cena tradicional de los judíos a otra cosa muy diferente. Cuando estamos alrededor de la mesa del Señor
en la misa, estamos compartiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
En verdad,
Jesucristo está presente en el pan y el vino que recibimos en la santa misa en
la Iglesia. Pero, el Cuerpo y la Sangre
de Cristo están presentes en la realidad de nuestras vidas también. El Cuerpo y la Sangre de Cristo están
caminando en nosotros por las calles y las carreteras de nuestras ciudades y
los pueblos. Por estos caminos se
desarrolla nuestra peregrinación de fe paso a paso. Donde vivimos, donde
trabajamos, donde disfrutamos, en los momentos mas íntimos de nuestros
corazones, el Cuerpo y la Sangre de Cristo están presentes con nosotros.
Cuando
estudiaba en el seminario para ser sacerdote, el rector explicó su convicción
en que necesitábamos hacer pero ser fieles a nuestro sacerdocio y para
sobrevivir los momentos de crisis que podemos hacer como sacerdotes. Primero, él dijo que necesitamos amar a la palabra
de Dios, para leer y orar su palabra cada día.
Segundo, necesitamos amar a la
misa y a la eucaristía, al cuerpo y la sangre de Cristo que recibimos el la
eucaristía. Tereco, necesitamos buscar
las maneras para vivir verdaderamente nuestra vida de fe y nuestro sacerdocio
diariamente. Todos los creyentes tienen
la llamada para vivir estos ideales – para tener amor para la palabra sagrada
de Dios, para tener amor para la eucaristía, y para buscar el camino para vivir
nuestra fe.
Para
nosotros, es importante para mirar la manera que Dios nos llama para vivir
nuestra identidad eucarística, como una comunidad y como personas únicas. La eucaristía no es algo que recibimos en la
misa, pero necesitamos afectar nuestra perspectiva. Cuando recibimos la eucaristía santa en la
misa hoy día, podemos mirar la manera que la presencia de Cristo penetrar
nuestros corazones y nuestra vidas.
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