Friday, April 24, 2015

4/25/2015 – Primera Comunión – 1 Reyes 19,4-8, 1 corintios 11,23-26, Marcos 14, 12-16, 22-26

    Elías estaba en el desierto.  Tenía un viaje muy largo.  Tenía mucho dolor en su corazón.  Estaba cansado y desanimado.  Cuando Elías dormía, el Ángel del Dios lo visitó.  Del Ángel, Elías recibió una galleta para comer y agua para beber.  Con este don de Dios, con esta comida en su cuerpo y su alma, continuaba en su viaje de 40 días a la montaña de Dios.
      Niños, hoy es un día muy especial para ustedes y para sus familias.  Hoy, ustedes reciben el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía por la primera vez.  Yo, como su párroco, y los otros miembros de nuestra comunidad, celebramos con ustedes. Tenemos mucho gozo en esta celebración. 
      San Pablo explicó a los corintios que él transmitió a esta comunidad que él recibió de Dios: que el Señor Jesucristo, en la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo a sus discípulos: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía».  Yo, como sacerdote, proclamo estas palabras de Cristo cada vez que celebramos la Eucaristía alrededor de la mesa de nuestro Señor.  Hoy, en nuestra parroquia, transmitimos esta tradición para que pueden crecer en su fe.  Niños, en su viaje, ustedes van a tener momentos gozosos y momentos tristes, momentos de alegría y momentos de sufrimiento.  Pero, en cada momento de su vida, en cualquier momento, pueden venir a la Iglesia para recibir Cristo en la Eucaristía.  Es un don que Dios nos da.  El Papa Francisco dice que la Eucaristía no es una recompensa para los perfectos.  Es un sacramento de sanación para todos.  Es un sacramento del amor y misericordia de Dios.
       Hoy, yo llevo puesto esta estola especial.  Es del país de Chile – un país en América del Sur donde ellos hablan español.   Esta estola tiene imagines de momentos importantes en la vida de Cristo – su ultima cena con sus discípulos, su encuentro con la mujer samaritana al pozo, su bautismo en el Río Jordán, su visita con Marta y María en su casa, y su llamada a los pescadores para ser sus discípulos.   Nosotros recordamos con mucha ternura los momentos importantes en la vida de Cristo.   Y vamos a recordar los momentos importantes en nuestra vida también.  Hoy es uno de estos momentos.  Celebramos con mucho gozo con ustedes alrededor de la mesa del Señor. ¡Cristo ha resucitado!  ¡Cristo esté con nosotros!


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