Según nuestro Señor en el Evangelio de
hoy, necesitamos estar despiertos y vigilantes porque no sabemos cuando llegará
el momento importante en nuestra vida, cuando llegará Jesucristo otra vez. En la misa de hoy, empezamos el Adviento, un
tiempo de preparación, un tiempo de espera.
En Adviento, esperamos cuarenta días antes del nacimiento de Jesús en
nuestro mundo.
El adviento es una vigilancia constante
y responsable para nosotros, los creyentes.
Como seres humanos, esperamos muchas cosas en nuestra vida, como el
momento cuando podemos empezar la escuela, cuando podemos salir de la casa de nuestros
padres, y cuando podemos trabajar y podemos manejar un carro. Pero, la espera que tememos en nuestra vida
de fe como católicos es muy distinta.
Tenemos una espera en el presente, es verdad, pero esta espera mueve al
futuro cuando llega el nacimiento de Jesús, y cuando llegará Jesús otra vez en
el futuro también. Tenemos que esperar
como nuestra vocación católica. Muchos
de nosotros queremos esperar según nuestra propia voluntad, según las
expectativas que tenemos, según nuestros deseos. Pero, al contrario – como católicos,
necesitamos esperar en adviento según el ritmo de Dios en nuestro mundo. En esta espera, necesitamos tener confianza
en nuestro Dios. Necesitamos tener
confianza en nuestra fe.
En esta espera que tenemos en Jesús en
adviento, tenemos un encuentro con El.
Tenemos una relación muy especial con El. Sabemos que el niño Jesús llega en nuestro
mundo y en nuestra vida en el 25 de diciembre.
Pero, el Señor no nos dice cuando El viene otra vez. No sabemos la fecha, no sabemos la hora. Hay personas que dicen que ellos pueden
calcular esta fecha concreta. Pero, la
palabra de Dios nos dice que nadie puede saber la fecha en este respecto. Por esta razón, debemos mantenernos
alertos. Debemos estar vigilantes y despiertos
para descubrir la invitación de conversión que Dios tiene para nosotros.
En el adviento este año, Dios nos
invita para caminar con El. Para
orar. Para estar alertos y atentos. Para esperar con todos nuestros corazones.
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